Revista Talentos

Tonos de gris 03: Abandonados a su desgracia

Publicado el 23 junio 2015 por Baurk @d3rbaurk

CapturaDesde que leí el artículo en prensa lo vi claro, el último justiciero había caído, igual que la ciudad. Eliminar esa piedra en el zapato fue sencillo y suponía una ciudad tranquilamente corrupta, desde las cloacas hasta el helipuerto más alto de la ciudad. Lo habían conseguido.

Al día siguiente, como si fuera un burdo truco de magia, el caso local había volado de las hojas de periódico y nunca más se supo. Algunos blogueros trataron de seguir el caso, pero la información sencillamente desapareció de la noche a la mañana, se cabo un hoyo, se tiro el caso dentro y se cubrió con cemento. Así quedo todo, gris.

Mientras el mundo seguía girando y por fin, tenían la senda libre de obstáculos. Todo volvió a ser como siempre. Policías comiendo en restaurantes de mafiosos, altos mandos confraternizando con los jefes, políticos dando la mano a los dirigentes y todo, bajo los focos de la prensa. Alguna vez, la policía ejercía su trabajo, pero solo era maquillaje, con el fin de mostrar un trabajo realizado de manera velada. Mostraban como hacían su trabajo, eso sí, mientras sus bolsillos se llenaban de dinero ilícito.

Las semanas siguientes a la muerte de el último hombre honrado, las redadas eran más que constantes, pero eran simples peones los que caían en la red de la policía. Eran chivos expiatorios señalados. Aquel que no cumplía con los pagos, aquel que se la jugaba a sus superiores o aquel que robaba, en vez de sufrir palizas, como era la costumbre o la amputación de algún miembro de su cuerpo, pasaban un tiempo en la sombra, aunque no sin una reprimenda, que bien era impartida por la policía o por compañeros de celda, eso ya dependía.

Una gran mentira todo. Es duro levantarse, asomarse a la ventana y ver un día mas como esta ciudad podrida sigue adelante, como si nada, mientras llueve, ya sea agua o balas. Siempre pienso lo mismo, en que si sirviera de algo actuar, se lanzaría a ello, pero era un hombre solo, que por mucho valor o muchas ganas de luchar que tenga, sé que nada tengo que hacer yo solo y nadie se atreverá a alzarse. Esa losa pesa y hay días, en las que no te deja respirar, te tira al suelo y te obliga a plantearte el ir a trabajar, el pensar si tiene sentido salir de casa o si llegare de una pieza. Aunque el día sea soleado, para mí todo tiene un tinte grisáceo, apagado.

Hace tres días, en un atraco con tiroteo murieron dos clientes del banco y dos guardias de seguridad, además de estar gravemente herida una mujer a la que se llevaron por delante en la escapada. Nadie estaba a salvo, pero la justicia y los que deben hacer cumplir la ley, parece que están más bien a otras cosas. Mientras, sigue muriendo la gente inocente. Sería raro salir a la calle y preguntar a cualquiera y que dijera que no conoce a nadie que haya muerto casualmente por una bala perdida o por simplemente, estar en el sitio equivocado en el momento erróneo. Los pocos que lo negarían, lo harían por miedo.

No solamente es el hecho de que estemos rodeados por el crimen y la libertad con la que campa, es que nos han abandonado. Muchos se van, para no volver jamar. Somos una ciudad que casi ni existe en los mapas, nadie viene a la ciudad, porque saben a lo que se pueden enfrentar y los que vienen es para quedarse.

Debemos empezar a pensar en levantarnos, porque si no hacemos algo por nosotros mismos, jamás lograremos salir de este pozo de inmundicia. Nuestro país nos ha abandonado, los políticos también, el dinero llega de fuera, a sabiendas de que financiara el crimen, pero prefieren callar a la gente con dinero que intervenir y ponerse en más problemas. La policía vive del dinero que ganan haciendo de recaderos o simplemente, de mirar hacia otro lado. Hasta este punto hemos llegado, pero ya va siendo hora, de que al menos, uno diga basta y empiece a hacer algo, por muy estúpido e irresponsable que sea.


Tonos de gris 03: Abandonados a su desgracia

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