Revista Diario

Ucrania, Rusia y la izquierda

Publicado el 21 abril 2014 por Iagovar

Ucrania es, desde mi ignorancia y mi humilde punto de vista, una cagada monumental de la estrategía USA/UE. Usar a neonazis como caballo de Troya para poner un gobierno títere en Ucrania, sabiendo que la mitad este de la población aún guarda lazos familiares muy estrechos con la población rusa, es una cagada. A poco que los rusos fueran un poco inteligentes (que lo han sido) sabrían aprovecharse de la situación.

Ahora USA y la UE tienen un problema diplomático en las manos ¿a cambio de? ¿Liberar a Timoshenko? Espero que nadie sea tan inocente de pensar que Timoshenko ha hecho algo más que beneficiarse de las circunstancias. Si Timoshenko no hubiese sido la avanzadilla de los intereses occidentales en Ucrania lo habría sido cualquier otro con el suficiente dinero e influencia, así de simple.

También me resulta algo triste ver cómo mucha gente que se considera de izquierdas tiene la irritante manía de argumentar una supuesta legitimidad de las acciones del estado ruso en territorio Ucraniano, como si el hecho de que los estados unidos o la unión europea jueguen sucio fuera de sus fronteras les otorgase a los demás el beneficio de la duda. Sin embargo la gente cabal y con algo de memoria sabe que esto no es así, no sólo por la historia de Rusia fuera de sus fronteras, sino porque ahora Rusia se encuentra alejada de la socialdemocracia, del socialismo y, en definitiva, cualquier aproximación a la democracia y algún estado de tipo social. Sólo hay que recordar cómo acabó la URSS. Y aunque el reparto de poder ha cambiado, la verdad es que no lo ha hecho para mejor.

En definitiva, parece como si Rusia fuese el fantasma del caballo de batalla de la izquierda estatalista, cuando el problema de este tipo de argumentación es que Rusia no es un fantasma, es un estado que está vivito y coleando, y, me temo, no tiene nada que ver con ningún proyecto de cambio social de algún iluminado. Ya se hace raro ver a Marxistas defendiendo a capa y espada a la URSS pero verlo con Rusia resulta hilarante.

Así pues, mientras las potencias juegan en el tablero de ajedrez, los pobres ucranianos no son más que las fichas que se mueven. Dentro de unos años nadie recordará como un estado amarillo y azul se desmembró, y acabó degenerando en una suerte de repúblicas y anexiones no reconocidas, con un complicado estatus legal que lo único que consigue es dificultar la vida de unas gentes cuya vida ya era lo suficientemente complicada entre la escasez, la corrupción, el lastre de una economía fallida y el shock de la caída de la URSS. Ahora, además, deberán soportar esta carga, y aguantar con estoicidad que sus familias estén divididas por nuevas rencillas entre los nuevos terruños y sus gentes.

Los otros siempre son los malos.


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