Revista Diario

Un delirio: Alas preparadas para volar

Publicado el 07 abril 2014 por Ana2
A veces nos dejamos intimidar por que vemos que otros tienen más facilidades para hacer las cosas en las que nosotros buscamos ser buenos: pensamos que no tenemos capacidad ni talento; nos asustamos y tememos no poder llegar nunca a nuestra meta. El miedo al fracaso nos invade de pies a cabeza. A veces, si somos lo suficientemente tercos, lo intentamos un poco más, con esperanza. Otras veces, nos rendimos sin pensarlo siquiera. Si vamos por el camino correcto empezaremos a ver señales que nos lo digan, pero tendremos que estar muy atentos a lo que nos rodea. Es difícil intentar alcanzar una estrella, un ideal, la mayoría de la gente se conforma con verla un poco más de cerca y volar a su alrededor, temiendo tomarla. Pero si está tan cerca, ¿por qué tememos llegar a ella? ¿Por qué permitimos que flaquee nuestra voluntad de cumplir un sueño? Solemos olvidarnos los super héroes que éramos cuando niños, de los sueños que teníamos y de nuestra determinación de cumplirlos.  La fatiga de la vida le pesa a nuestros sueños. Nos olvidamos de como intentábamos algo mil veces hasta que lográbamos hacerlo. Pensamos que si no nos sale al primer intento entonces nunca nos saldrá. Dejamos de soñar porque el mundo nos ha dicho que no tiene caso. Nos olvidamos de ver a nuestro alrededor porque nos acostumbramos a su aspecto. Olvidamos la maravilla del amanecer, la hermosura de la estrella, la magia de la luna, y lo más importante: el poder de nuestra voluntad. A veces no vemos las oportunidades que la vida nos otorga disfrazadas de lágrimas o de palabras, o decidimos no verlas porque éstas traen consigo una gran responsabilidad. Durante éste último año, la maestra Delia de filosofía me dejó una gran enseñanza diciendo: “Al que mucho se le es dado, mucho se le es requerido”; solemos olvidarnos de las exigencias que tienen nuestros sueños y de nuestra capacidad de cumplirlas.
La mayoría de la gente va a esperar muy poco de nosotros, algunos incluso nada; pero el mundo es de quienes se atreven a hacer más de lo que se espera de ellos por el simple hecho de saberse capaces. Si no fuéramos capaces de lidiar con los obstáculos, la oportunidad no se nos daría nunca. Para hacerlo solo se necesita aceptarlo y quitarnos el miedo a nuestra propia capacidad. Si perdemos el miedo al vértigo, volar es fácil, pues ahora estamos preparados para usar nuestras alas.  

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