Un escalofrío, un bolígrafo y una plantilla

Se aproximan cambios, no sé si para bien, pero mi instinto me avisa de que serán para distinto.
Quizás sea premonitorio, pero cuando estaba esbozando el diseño de la nueva plantilla mi fiel bolígrafo bic azul entregó su última gota de tinta y me dejó para siempre.
Fueron unos momentos de angustia, no por la pérdida de mi herramienta, si no por un extraño escalofrío que me recorría la espalda.
Le miré con lástima y como último honmenaje por tanto trabajo entre mis dedos sólo pude regalarle una caricia y una mirada de agradecimiento ¡Esta costumbre mia de humanizar cualquier objeto!
Así que miré hacia el cubilete de madera marroquí y rescaté uno de esos bolígrafos tullidos que perdieron su capucha azul y comenzaron a rodar de cajón de sastre en cajón de sastre, hasta que se toparon conmigo.
Lo tomé, su tacto me resultaba extraño, no estaba domado todavía, probé a firmar y la firma parecía que había sido hecho por otro. El trazo era distinto, pero con la misma decisión. Quizás sea el comienzo de una etapa, o sólo sean figuraciones mías. En cualquier caso confié en él y le ungí con la capucha de su noble predecesor.
¿Estaba hablando del blog, de mi, o de mi fiel bolígrafo bic? Sólo estoy divagando para tener una entrada en la que avisaros de que este sigue siendo el mismo blog, a pesar de que haya cambiado algo el aspecto.
Cambiar la plantilla del blog es un trabajo que a todos nos da pereza y que ocasionalmente es algo accidentado. Al menos en esos accidentes el internet explorer ha dejado de funcionar, no todo iba a ser malo. Pero tendré que repasar la lista de blogs enlazados, que aunque sólo muestre una parte hay más y entre esos más seguro que se me ha olvidado poner alguno.
Me he dado cuenta de que las plantillas de los blogs se copian, se colorean, se llenan de artilugios endemoniados y finalmente el color blanco las invade.