Un inodoro

-Quisiera comprar unos sanitarios.-Muy bien, acompáñeme.-Voy.-Mire, aquí tengo un médico especialista, dos enfermeras y un fisio.-Ya, pero es que yo quería unos sanitarios para colocar en el baño.-Puede colocarlos donde quiera. -No, no me ha entendido. Los quiero para ducharme, lavarme las manos y hacer mis necesidades.-Le he entendido perfectamente: son unos profesionales como la copa de un pino. Le ayudarán a ducharse, lavarse las manos y hacer sus necesidades. No se preocupe.-Sí me preocupo. Sí. Yo lo que quiero es un inodoro.-Llévese el médico especialista. Es traumatólogo, tres años de experiencia y completamente inodoro. Huela, huela. Está recién duchado.-No me comprende. Lo quiero para orinar en él.-Bueno, una vez que lo compre puede hacer lo que quiera. No voy a juzgar sus perversiones.-No son perversiones sino necesidades fisiológicas.-Claro.-También lo quiero para cagarme en él.-Puede usted cagarse en él, en mí y hasta en la madre que me parió. No me importa.-Pero cómo voy a hacer semejante cosa.-Usted sabrá.-No tiene agujero.-Tiene varios.-Ni tapa.-Podemos ponerle una gorra de propaganda.-No es lo mismo. -Es usted un cliente realmente difícil. ¿Qué es lo que realmente quiere?-Un váter, coño, lo que quiero es un puñetero váter.-Haber empezado por ahí.-¿Ya me ha entendido?-Por supuesto, el servicio de caballeros está al fondo a la izquierda. Por allí.