Revista Literatura

Un suelo

Publicado el 17 septiembre 2012 por Joaquin @Joaqberg
Un suelo-¿Tiene jamón serrano del bueno?-Por supuesto.-¿Me lo puede cortar a filetes?-Claro que sí, ¿cuánto necesita?-Póngame ciento veinticinco metros cuadrados…-¿Cómo?-O mejor ciento treinta, no vaya a hacer corto.-No le entiendo.-No hay nada que entender. Usted vaya cortando y cuando tenga ciento treinta metros cuadrados en filetes, me dice qué le debo y se lo pago.-Pero es que el jamón se mide en gramos o en kilos, no en metros cuadrados.-Eso lo hará quien lo compre para comérselo.-¿Usted no lo quiere para comérselo?-No, no, en absoluto. Yo soy vegetariano.-Entonces, ¿para qué lo quiere?-Voy a forrar todo el suelo de casa de jamón serrano.-¿Va usted a qué?-Ya me ha oído. Es una carne muy aislante, muy cómoda para pisar y además deja un delicioso aroma en la casa.-No puede ser.-Claro que puede ser, su tienda ya huele más o menos así.-No puede poner el jamón en el suelo.-¿Por qué no? -Es un alimento.-Lo que no se puede poner es un jamón sin cortar porque se tropieza uno y es muy incómodo, pero si está cortado en filetes no hay ningún problema.-¿No?-No, es plano y mullido. Una gozada.-Pero, pero se le acabará pudriendo.-Eso sí. Hay que cambiar el suelo cada semana.-¿Y no sería mejor que se pusiera tarima flotante o pergo?-Puede ser, pero si hiciera semejante cosa no necesitaría venir a comprar jamón serrano cada semana, ¿es eso lo que a usted le conviene? Piénselo.-Vale. ¿Se lo corto fino?

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