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VAE: 02. Una noche más.

Publicado el 04 noviembre 2013 por Jonmcgees
VAE: 02. Una noche más.
Aquel mensaje que me dejó Isabel en mi móvil se estuvo arrastrando durante toda la tarde. Al menos, así me lo hizo saber Julia. Al parecer, fue en broma, aunque en cualquier caso ese tipo de bromas no me gustan, además de que no lo parecía por ningún sitio que se le pudiera mirar. A una persona no le puedes escribir que le partirás la cara si te volviera a tocar, colocando al lado un icono de desesperación. No veo la broma por ningún sitio. Parte de mi quería pensar que al despertar solo recordaba la parte en la que yo le daba a ella, porque no era normal. Sinceramente quise pasar. Pero no. Julia, como siempre, intentaba que las dos partes lo arreglaran sacando las partes positivas de todo. Yo no estaba enfadado pero la iba a seguir teniendo bloqueada hasta dentro de bastante tiempo, así nos evitamos disgustos. Creo que es lógico.
Si la otra noche fue un caos respecto a la organización, ésta fue aún peor. El viernes supimos dónde quedar a poco tiempo de hacerlo. El sábado fue peor porque esperábamos comprar alcohol, por tanto debía ser a las nueve, pero no tuvimos contestación hasta pasada esta hora. No necesito alcohol para divertirme, realmente me daba igual pero me gustan las cosas organizadas y no dichas en el último momento, tensos y buscando a todo el mundo para que venga. Eso me resulta molesto. Siempre hay problemas.Digo siempre porque no es la primera que nos pasa éste tipo de cosas, el año pasado una amiga de Isabel empezó a organizar todo a última hora, luego se peleaba con todos porque nadie le hacía caso. ¿No pretenderás hacerlo todo en el último momento y que encima salga bien? Lo gracioso ya no es que se cabree por ello, sino que lo siga haciendo, porque a pesar de haberla conocido ese día, lo volvió a hacer otros días después para una posible excursión. Creo que así no se consigue nada. Y debe haberse dado cuenta que pocas cosas le acaban por salir bien de ese modo. Sinceramente, no me gusta hacer las cosas así. Dependiendo claro, el tipo de cosa a hacer.
Acabamos quedando una hora antes que ayer, por lo que, fue todo más dinámico. Yo ya sabía que esta noche no podía mejorar la anterior (para mi gusto fue muy buena) aunque Alba se empeñaba en decirme que sí. Yo sabía que se refería por ver a Pablo. ¿Acaso su alegría se basaba en verlo a él? Quizás no tan exageradamente pero demostraba que estaba perdidamente enamorada de un chico que no le hace nada de caso. Supongo que eso pasaría factura. Ya me imaginaba recogiendo los trozos pequeños de mi amiga rota.
Me fijo en que esa noche muchos se han arreglado más que la otra noche. Al menos Sonia y Celia van mucho más guapas que la otra noche. El primer comentario que hago sobre aquello es hacía Sonia. – Es que hoy me puse los labios rojos para ti.– Me contesta y me río. Desde hace ya tiempo se los pone, y cada vez que se los pone me dice que es por mí. ¿Tendrá un color de labios para cada persona? No sé porque pienso eso ahora. Celia me acaba preguntando, ella misma, si va más guapa que el otro día y, aunque parece más bien que lo digo por compromiso, lo digo de verdad, sincero. Va mucho mejor. Yo no digo las cosas por quedar bien. Creo que he quedado de borde muchas veces, así que, no deben de pensar ese tipo de cosas.
Miro a Alba. Se le nota atenta a nosotros pero a la vez busca a alguien con la mirada. Imagino a quién. No le voy ayudar, prefiero que espere un poco y que no parezca una loca desesperada. Bebemos lo poco que tenemos. Beber ese día más bien, para mí, era porque me encantaba beber aquel líquido rosa. Tenía sabor rico pero el color me parecía muy tierno. Cosas muy tontas mías. – Hoy no te pondrás loco como ayer, mejor. – Me comenta Julia. – Tampoco estaba tan mal. – Le respondo. Me saca en cara que decía ver como la tierra se movía. Si, y eso pasó. No sé como tuve el típico comentario tonto que hacen todos los primerizos. De todos modos no bebí demasiado, y no me levanté con resaca al día siguiente. Recordaba todo lo sucedido. Simplemente iba un poco tonto y algo mareado. Pero era consciente de todo lo que hacía, quizás no como Isabel. Esta vez no nos separamos y vamos todos (Isabel, Julia, Susana, Alba y yo) a saludar a varias personas. Aunque a Isabel tampoco es que le haga mucha gracia pasar por ese sitio, después de todo, su mejor amiga lo pasó mal por culpa de aquel chico. De un momento a otro se va. Imagino que, con los otros restantes que se quedaron allí. O no. Saludamos de nuevo a todos y veo la cara larga de Alba después. Le pregunto por qué. Aunque me imagino que Pablo no le prestó la misma atención que ayer. Quizás el otro día iba algo más bebido que ese día. Y no me refiero que para prestarle atención haya que estar borracho, es solo que, hay ciertas personas que borrachas son más cariñosas o agradables. Más atentas. Quizás Pablo era una de ellas. No lo conozco lo suficiente como para poder opinar ese tipo de cosas.
Alba se escapa y corre hacía Isabel. Se van a bailar. Susana también se va, aunque no sé dónde. Julia y yo nos vamos a saludar a otra amiga que decidimos saludar al comenzar la noche. Con ella nos pasamos por sitios en busca de gente que al final decidimos no saludar, así que nos quedamos los tres hablando de cosas al azar. En un rato ella se tiene que ir, o mejor dicho, se quiere ir a su casa. Se ve que tampoco es que le guste mucho estar por allí. Ese lugar no tiene tanto encanto como todos dicen que tienen. Todo el año esperando unas fiestas inolvidables pero yo me lo paso mejor haciendo otro tipo de cosas.
De un momento a otro me he quedado solo. Un chico que me suena pero que no llego a reconocer está hablando con Julia. Me acerco sigilosamente y dudoso. - ¿Debería acercarme? – Me pregunto varias veces. Pero no me respondo y me acerco igualmente. Al chico no le hizo mucha gracia mi presencia, lo noté en su cara. Después hizo unas preguntas incómodas sobre nuestra relación. Supuse que se pensaba que estábamos juntos. Se llevó una alegría al saber que no. Seguramente le gustaba ella. Pensé en dejarles solos, pero la mirada de Julia me pedía a gritos que la sacara de allí. Y eso hice. Me despedí rápido haciendo ver que teníamos que irnos. Me confesó que sí, que le gustaba, pero que le daba miedo. Supongo que es lo típico de los primerizos en el amor. Nos gusta una persona mucho, nos encanta estar a su lado y a la vez tenemos miedo de lo que pueda pasar. Es un sentimiento contradictorio que nos dice desear algo entre dos personas y a la vez de que no pase.
Nos acabamos por reunir todos en la zona de baile, dónde bailamos, algo más sosos que la otra noche. Quizás esa noche estábamos cansados, como espesos. Dos amigas se acercan a bailar con nosotros. Dos hombres árabes se quedan mirando fijamente. A ellas no se les ocurre otra cosa que bailar más provocativo a dos hombres que ya las miraban con deseo. Nosotros nos la tomamos a gracia. Y aunque una de ellas no paraba de decirle que no quería nada con ellos, uno se acercó muy rápido. Ellas corrieron a nuestro lado. Nos dijo una frase bastante obscena para mi gusto. Muy vulgar quizás. Resumo en algo así como que les advirtiera de no bailar como lo estaban haciendo hasta ahora porque los alteraba mucho, sobre todo a su miembro viril. Así, dicho más fino.
Se alejan al rato para seguir bailando en otro lugar. Creo que se nos quita las pocas ganas que teníamos de bailar. Conforme nos alejábamos veo a Noelia, la chica en cuestión de anoche, mi primer amor pasar. Me sonríe y me saluda de lejos. Se ve que su amiga le arrastraba para irse hacía otro lugar. Me quedé con ganas de hablar de nuevo con ella pero se ve que tenían prisa. Y no la volví a ver en toda la noche. Celia escapa y se va detrás de ellas. Ella si quiere seguir bailando. Lo que me hace pensar: Somos unos muermos. ¿Cómo podemos ser tan aburridos? Pero en mi defensa diré que me encanta bailar pero no en ese sitio, prefiero una discoteca, es decir, me gusta bailar en un sitio con todo el mundo bailando, casi nadie presta atención a la otra persona que baile. Puedes bailar sin ser juzgado. Al menos yo lo veo así. Allí el espacio no era tan estrecho y mis amigas se colocaban en sitios con demasiado espacio, por tanto, quedaba un hueco bastante grande. Además que no bailaban todas. Y los chicos… ni bajaron a la zona. Ir a una fiesta para estar en el césped mientras hablas… eso no es ir de fiesta.Al llegar las cuatro de la mañana casi todos se habían ido ya. O sea, todos mis amigos. Recibí una llamada para que me uniera con ellos. O ellas, más bien, porque eran dos chicas, las que bailaban provocativo. No me negué y fui en su búsqueda pero no las encontré. En su lugar, me encontré con personas que me lanzaban piropos y que me pedían bailar. Incluso algún que otro chico también. Me chocó un poco, bastante, lo descarada que puede llegar a ser la gente en ese tipo de fiestas. Dejé de buscar y huí como alma en pena hacía mi casa. Sin querer choqué con una botella vacía del suelo que chocó con otra vacía. Hice bastante ruido y dos grupos de chicos me gritaron. Imagino que pensaron que iba borracho. Mi corazón se paró, realmente pensaba que me iban a pegar porque esos chicos no tenían pinta de ser muy amistosos. Seguí adelante como si no los hubiera escuchado y llegué a casa. Y yo tenía razón. Aquella noche no fue mejor que la anterior, hubiese llamado a Alba pare decirle pero seguramente ya estaría durmiendo. Yo me quedé un poco despierto con el móvil pero al rato me quedé durmiendo.
Las fiestas no habían acabado, eso había que decirlo. Al siguiente fin de semana habría otras fiestas iguales pero con más gente. ¿Mejores? ¿Peores? No podía juzgar algo que ni siquiera sabía. Más que nada porque aún no podía decir que aquello me gustaba. Me sentía bien allí pero tampoco me encantaba. Un día más, de esos que pasan sin pena ni gloria por parte de tu vida pero con detalles que nunca olvidas. No iba con la intención de pasar el mejor día de mi vida, iba con la intención de pasar un buen rato.
Creo que de lo que más gana tenía era de comprarme ropa, pulseras o irme a la feria. Son cosas que haces en las fiestas. Lo primero con motivo de las fiestas pero yo lo hago porque me gusta y aprovecho para llenar mi triste armario. Más que nada porque al adelgazar todo se me ha quedado grande. Perder cosa de veinte kilos no hace que tus ropas te quepan como lo hacían hasta la fecha. Y yo quería ropa nueva no que me volviera a venir la antigua ropa.
En fin… si ahora me preguntaran cuál ha sido el mejor momento de las fiestas… no sabría cual contestar. No veía ninguno verdaderamente destacable más que el de bailar con Noelia. Si tuviera que coger uno malo… la pelea con Isabel, aunque con ella ya es costumbre pelearse. Chocábamos demasiado. Dicen que es mejor alejarse de una persona que te hace mal e irse con la gente que te hace sentir bien pero es que a mi ella no me hacía sentir mal, tan solo teníamos momentos de choque. Por el contrario sabía que podía confiar en ella para muchas cosas. Supongo que el cariño que le cogí en tan poco tiempo era por algo. Quiero pensar que será una de esas personas que me quedaré para toda la vida. Porque siempre me hago la misma pregunta… ¿Quién de los presentes seguirá conmigo en unos años? Algo incierto. Y quizás por eso debería intentar evitar las peleas con todos y pasar los mejores momentos inolvidables pero es que sin malos momentos no existen buenos. Los malos te hacen querer a una persona si después existe la reconciliación, al igual que cuando estás en esos malos momentos notas el cariño de una persona que no esperabas. No se puede sonreír siempre, al igual que no se puede llorar siempre. Solo hay que vivir intensamente.

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