Revista Diario

Vida y aventuras de Jack Engle (Walt Whitman).

Publicado el 08 mayo 2017 por Elcopoylarueca

Vida y aventuras de Jack Engle  (Walt Whitman).Vida y aventuras de Jack Engle es un tesoro recién descubierto, un tesoro escondido en un viejo periódico neoyorkino de mediados del siglo XIX. Vida y aventuras de Jack Engle tiene la factura de una novela por encargo. Pero no te desanimes, amigo lector, porque el genio de Walt Whitman se escapa del tintero y salta a las páginas de este libro ofreciéndonos una novela ligera, de diálogo suelto, muy entretenida. Su trama presume de tener lo necesario para complacer a un público heterogéneo: romances, intrigas, misterios ocultos, estafas, confesiones y un asesinato. Es una historia llena de acción.

Walt Whitman escribió esta novela para el periódico Sunday Dispatch, donde colaboraba con asiduidad. Vida y aventuras de Jack Engle se editó por entregas entre el 14 de marzo y el 18 de abril de 1852. La nota de presentación del relato, escrita por los editores de dicho periódico, informa al lector que Whitman entregó el texto terminado y que éste sería publicado en seis partes, una por semana.

Han pasado ciento sesenta y cinco años desde que Jack Engle -personaje principal de la novela- escribiera su autobiografía, que es el género escogido por Whitman para dar voz a su intérprete. La trama de la historia está contada por Engle, el entonces estudiante en prácticas del bufete del malvado abogado Covert. Es Engle el que nos va presentando el variopinto elenco de personajes que pueblan la novela y cuyas descripciones ocupan, por cierto, una buena parte de la misma.

Walt Whitman, entre seres inescrupulosos y seres bondadosos, sitúa la acción en la Nueva York de su época. Sus personajes representan a los hombres y mujeres de su tiempo. Whitman nos habla de lo que le preocupaba: la situación de indigencia de los niños huérfanos y abandonados y la precaria vida de la multitud de ancianos solitarios que vagaban harapientos por las avenidas cada vez más fastuosas de una ciudad bendecida por el desarrollo industrial.

Vida y aventuras de Jack Engle  (Walt Whitman).Pero Whitman no predica, no sermonea, muestra. Cuela la realidad en la ficción. De esta forma, a través de la vida de los personajes presentados por Engle, denuncia la situación de abandono y miseria de los dos miembros más desprotegidos de la sociedad: los niños y los ancianos. Whitman, a través de la novela, da testimonio de este indecoroso y doloroso problema social y afirma que la mejor solución para exterminar esa plaga es la de centrar la atención en la educación infantil.

El libro en papel cuenta con veintidós capítulos que tienen, a su vez, un pequeño resumen de la historia que se desarrolla en los mismos -esto es típico de los folletines publicados por entregas, como lo es también la mención en un capítulo de situaciones producidas en otros anteriores para refrescar la historia al lector-. De esos veintidós capítulos, los catorce primeros están dedicados a presentarnos una rica variedad de personajes. Los ocho restantes muestran el conflicto principal, su desarrollo y la solución del mismo. Podríamos decir que, a partir de algo más de la mitad del libro, la novela no corre, vuela hacia el desenlace.

Es curioso este hecho porque es evidente que Whitman tenía la intención de construir una novela más larga, si no para qué dedicar tantas páginas a describir unos personajes que, en algunos casos, no pasan de ser puros bocetos. ¿Recibió el mandato, por parte del editor, de acortar la trama y ajustarla a esas seis entregas que se anuncian en la publicidad que hace el periódico de la novela? ¿Renunció voluntariamente, por alguna razón que desconocemos, al realismo laborioso y sus eternos párrafos descriptivos? Lo suyo hubiese sido, siguiendo la tradición literaria de la época, que el asunto principal permaneciera más tiempo en adobo, turbando la curiosidad del lector. Está claro que los capítulos están descompensados, pero no afecta al ritmo de la historia. La narración es más dickensiana por el contenido -muestra una sociedad que en la medida que aumenta su riqueza vuélvese más injusta- que por la forma -Dickens no entendía de brevedades y Whitman tenía prisa por acabar.

Quiero resaltar dos capítulos incluidos en la última parte del libro. En concreto, los marcados con los números diecinueve y veinte. En ellos Whitman arrebata el mando a su protagonista, casi  lo echa a un lado para ubicarse él en el primer plano. Whitman, quien a través de Engle nos presenta una historia protagonizada por honrados y perversos para así reflejar el eterno enfrentamiento entre el bien y el mal, entre la bondad y la mezquindad, coge las riendas de la historia y, aprovechando la visita de su protagonista al cementerio de Trinity, diserta sobre la vida y la muerte, sobre la conciencia, sobre el Tiempo finito del hombre, sobre el arrepentimiento, sobre la bondad salvadora.

Vida y aventuras de Jack Engle  (Walt Whitman).Walt Whitman no es fatalista. Whitman transforma la solidaridad en un ángel salvador de almas.

Es cierto que no todos los hombres tienen la misma suerte, pero allí donde un ser desgraciado toque la puerta de un hombre bondadoso, sea éste rico o pobre, su vida cambiará, nos dice. Whitman habla de ambiciones y venganzas y de gestos que humanizan, y nos dice que gran parte de las desgracias y las dichas dependen, exclusivamente, de la voluntad del hombre.

Vida y aventuras de Jack Engle fue rescatada del olvido por un alumno de la Universidad de Houston llamado Zachary Turpin, una especie de Gervase Fen moderno -detective aficionado creado por el escritor inglés Edmund Crispin-. El acontecimiento tuvo lugar en el mes de febrero de este año. Un mes después del hallazgo tenemos la posibilidad, gracias a la editorial Ediciones del Viento, de conocer los pormenores de la vida inventada de Jack Engle, hombre imaginado que compartió escritorio con los manuscritos desdibujados de Hojas de hierba (1855), libro que Whitman comenzó a pensar en 1850.

Vida y aventuras de Jack Engle  (Walt Whitman).


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