Viviendo desde el interior… (iii)

Sigue…

¿Entiendes ahora por qué te sientes alegre y un minuto después eres un ser desdichado y triste? ¿Esos vaivenes en tu estado de ánimo no son síntomas de esa cierta esquizofrenia, entre lo que eres por fuera y lo que sientes en tu interior? Tranquilo, independientemente de lo que hayas vivido en tu historia, ese es un proceso de crecimiento humano! Primero hay que perderse, para luego volverse a encontrar! Nuestro pasado -sea como sea- nos obligó a adaptarnos a lo exterior, con el objetivo de no quedarnos solos, evitar el sufrimiento que esto conlleva y procurar ser amados, como cualquier ser humano necesita, a cualquier precio! ¿Entiendes tu miedo a la soledad? ¿Entiendes también que ese amor que conseguiste de esa manera -dejando de ser tú mismo- no era amor, sino necesidad de ser aceptado a cualquier precio, con tal de no quedarte sólo? Por si te sirve de algo, te diré que es un dramático juego que solemos jugar siempre a dos, en complicidad, aunque sin consciencia de ello…

Es por eso que, cuando aprendemos a seguir a nuestro interior y nos buscarnos en la necesaria soledad, nos descolocamos de personas que formaron parte de nuestro entorno habitual! No podría ser de otra manera! Érais dos -o miles- de extraños, compartiéndose al unísono! No es culpa de nadie… o es de los dos! Es entonces cuando uno que llega al interior se cuestiona cómo ha sido su vida hasta entonces y se pregunta qué emociones y sentimientos le unen a cada una de las personas que hay a su alrededor! Porque, ni qué decir tiene, que cuando uno aprende a vivir desde su interior, también inmediatamente acuden a él otras personas que viven igual! Cada uno atrae las mismas vibraciones que proyecta hacia el exterior! Cuando uno cambia su vida y la vive desde el corazón, la vida cambia también a su alrededor y empieza a fluir el verdadero amor, no solo el miedo a estar solo!

Seguirá…

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