Revista Talentos

Vivir los recuerdos 2/3

Publicado el 11 julio 2012 por Dolega @blogdedolega

Salimos de Madrid hacia las 12 del mediodía y empezamos un periplo de aviones y escalas que se prolongó casi 24 horas.

Lo desesperante del asunto fue que no sé porque broma pesada del giro de la tierra, los aviones y el cambio de horas, ó la ruta que nos preparó el agente de viajes, siempre que llegábamos a un sitio era hora de desayunar. Llegamos a desayunar 7 veces consecutivas. Yo soy totalmente adicta al café y llegué a la conclusión de que si no me había dado un infarto por cafeína en aquel viaje ya nunca ocurriría, pasara lo que pasara.

Otra consecuencia es que llegué a aborrecer el pan con margarina y el zumo de naranja de bote de los aviones.

Cuando llegamos estaban esperándonos unos autobuses guays. Llegamos al hotel, nos pusieron la consabida guirnalda de orquídeas que salen en las pelis llamados “lei” que en el caso de Maui es de color rosa, porque cada isla tiene su color de “lei”, dos chicas jovencitas ataviadas con la falda de rafia y en este caso el sujetador imitando a medios cocos fue sustituido por un sujetador de estampado hawaiano.

Vivir los recuerdos 2/3

De los nuestros no he encontrado fotos y juraría que tengo. Porque recuerdo que eran rosa, no fucsia

Tengo que decir que las Lei son algo realmente especial y que duran de una manera extraordinaria. En nuestro caso eran guirnaldas de ricos, dobles ó triples así que me sentía como una artista de cine.

Nos acomodaron en nuestras respectivas habitaciones y nos dieron el plan de los diez días.

Vivir los recuerdos 2/3

La habitación

Como nota anecdótica decir que habíamos tenido que mandar hacía tres meses nuestras preferencias en las cenas y comidas carne ó pescado, si éramos vegetarianos, veganos, diabéticos, alérgicos a algo y un largo cuestionario sobre gustos, que cuando el Consorte me lo presentó daría para cuatro post, porque yo jamás había visto algo semejante. Y lo de que me preguntaran qué tipo de mermelada me gustaba más entre casi quince variedades me hacía flipar en colores.

El consorte me comentó que ellos tendrían dos sesiones cortas de trabajo al día siguiente y que el resto, como dice una amiga mía gallega era “Festa rachada” o sea diversión y juerga.

Caímos como plomos esa noche, después de tanta presentación y tensión.

A la mañana siguiente el consorte me dice que anoche le habían comunicado que durante las sesiones de trabajo, lo que comiéramos las mujeres corría de nuestra cuenta, porque ellos estaban trabajando.

A mí me sonó rarísimo, pero siempre me pasa lo mismo, me lo creo todo.

Así que bajé a desayunar con él, por aquello de tener coartada, él se fue a trabajar y yo me fui a la piscina a disfrutar de las bondades del lujo y a leer una novela mientras observaba al personal.

Como era el primer día, todas las florero estábamos un poco despistadas e íbamos a nuestro aire.

Llega la hora de comer y claro yo tengo hambre, porque no soy de las que desayuna a lo bestia. Todo lo contrario, solo tomo café y si acaso algo de bollería así que a la hora de comer tengo hambre y pienso.

-Al comedor ni loca que debe de valer una pasta tonta el comer y total éste sale para la cena y ya está.

-Bueno al bar de la piscina, que toda la vida de dios ha sido más barato que el restaurante propiamente dicho.

Me marcho para el bar y le digo al camarero que me traiga la carta.

Vivir los recuerdos 2/3

Al fondo a la izquierda, está el bar de piscina.

El que me atiende es un hawaiano que está como un pan pero con modales de mayordomo británico y me dice que tienen sándwich de cangrejo como plato especial del día.

En mi pueblo toda la vida, el plato del día ha sido el plato medio, ni el más caro ni el más barato. Un menú vaya.

-Pues eso mismo y un zumo de papaya.

Me trae un plato Villeroy & Boch serie alta  (Treinta eurazos de plato hoy día) con un Sandwich monísimo con una decoración preciosa y un vaso espectacular con una pajita super original, dos orquídeas formando cascada que caían del vaso y una sombrillita casi del mismo color que el zumo.

Me dispongo comer y veo que dentro del Sandwich hay una capa de orquídeas. A mí lo de comer flores, pues no es que me haga mucha ilusión y ya la noche anterior nos habían puesto también comida con flores en la salsa y te las tienes que comer por educación y bueno… no están mal pero mejor en la maceta.

Abro el emparedado y con cuidado saco los pétalos de flores, los pongo a un lado del plato y me tapiño el Sandwich que estaba muy bueno, lo reconozco. Me medio tomo el zumo, hago un ratito de tiempo leyendo y me dispongo a volver a la playa a la tumbona, porque acabo de descubrir lo de las toallitas heladas y al morenazo espectacular que cada vez que te da las toallitas te mira profundo y te dice:

-¡Necesita algo más?

Y tú claro, ahí aguantando el suspiro y las ganas de contestarle.

-¿Seguro que quieres saberlo?

Pero en estos sitios yo creo que una de las cualidades que piden a todos los empleados es que sepan leer la mente. Así que sin yo decir nada, el apuesto hawaiano con modales de mayordomo británico me trae la cuenta y leo:

Sandwich de cangrejo: $ 44.

Zumo de Papaya : $ 17.

Propina no recuerdo

Tax no recuerdo

Total $ 74.50 Esto lo recordaré mientras viva

Mientras, él está empezando a recoger y cuando va a levantar el plato, yo que ya he sido apuñalada por la nota, le pongo una mano impidiéndole el gesto y procedo a coger cuchillo, tenedor y empiezo a comerme uno a uno los pétalos de las orquídeas mojándolos en la salsa que había quedado del Sandwich. Y allí estaba él, impasible, envarado mirando al horizonte sin pestañear y esperando a que yo terminara. De repente cuando estaba con la boca llena de flores y empecé a comer una hojas muy monas verdes oigo que mirando al mar de dice

-Eso sí es adorno.

Y yo que estaba que no podía tragar aquella cantidad de pétalos, me echo un buche de zumo y muy seria le digo

-Pues como enferme, tus jefes van a tener un problema.

Ni un gesto, ni una mirada, nada. Allí mirando a la playa, indiferente delante de mí esperando.

Me terminé de tomar el zumo, TODO; saqué la pajita y la puse a un lado. Saqué las flores y las puse fuera del vaso, saqué el paraguas, lo cerré y lo puse encima de la servilleta y procedí de manera meticulosa a ponerlo todo dentro del bolso.

-Ya puede retirarlo.

Me miró con infinito desprecio y con una media sonrisa me dijo:

-En la tienda del Lobby se venden estos vasos como souvenir.

-Ah gracias por la información, compraré alguno si al final no logro robármelo.

Y se fue.

Yo tuve que amenazar de muerte a mi tarjeta de crédito para que saliera de la billetera, vino a recoger la cuenta un negro imponente, que me hizo olvidar al borde del hawaiano y me fui a la playa a tratar de beber la mayor cantidad de granizados de limón gratis y a ponerme una toallita helada cada medio minuto para amortizar la comida.

Por la tarde llega el consorte.

-Se acabó, yo también estoy de vacaciones, venga un beso. Qué has hecho hoy.

-Gastarme 75 dólares en un sándwich y un zumo de papaya.

- ¡Coño! ¿Y te lo has comido todo?

-Menos chuparle las plumas al pájaro pintado en el plato sí. Me he traído los adornos y me he comido el atrezo del plato.

-Venga no sufras, que era broma.

-¿Qué exactamente, era broma?

-Lo de que lo pagabas tú, tonta.

-jajajaja, pues lo vas a pagar tú, tonto.

-¿Y eso?

-Porque lo he pagado con la tarjeta.

-¿Pero tú eres tonta, porque no has firmado la nota?

-Porque mi marido me dijo que lo teníamos que pagar nosotros y para que no apareciera en la nota total y andar con cuentas, pues lo pagué así.

- Joder. ¿Estaba rico?

-Pues que quieres que te diga, que para ese precio he comido cosas mejores y zumos de papaya mil veces mejores que ese. Además he sido humillada por un camarero hawaiano, que lo sepas.

-No sé, pero tenías que haberle chupado las plumas al pájaro del plato.

-Si

Y se me saltaban las lágrimas de pensar en el cargo de la tarjeta a final de mes.

 


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossiers Paperblog

Revista