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V.O.S. (Cesc Gay, 2009)

Publicado el 12 julio 2009 por Babel

No es la primera vez que Cesc Gay adapta para el cine una obra de teatro (Krámpack, 2000), lo que sí es una primicia es el hecho de que se aventure en el terreno de la comediapura y dura. V.O.S. es el remake cinematográfico de la obra de teatro homónima que en 2005 estrenaba en el Teatre Lliure de Barcelona  Carol López. Propone un juego entre cuatro personajes, dos hombres, dos mujeres, y sus miradas distintas a una misma realidad. La diferente forma en que cada uno vive sus relaciones personales, el amor y la amistad son la trama de esta historia. Una historia contada mil veces en el teatro y también en el cine, quizás por eso Cesc Gay le da la vuelta completamente a cualquier cosa que el espectador espere ver y juega, de modo más que arriesgado, a que su relato tenga la menor credibilidad posible. Como oyen: se trata precisamente de que nada parezca real, de mentirnos constantemente, de que aquello que nos parezca verosímil quede sutilmente desmontado en la escena siguiente. Asistimos como espectadores al rodaje de la creación de un novelista que escribe la obra que estamos viendo. Los personajes son ellos mismos, cuatro amigos que rompen sus parejas, una traición por amor, el miedo al compromiso. Cesc Gay manipula al espectador. Su ficción en directo logra descolocarnos de tal modo que no sabemos cuando estamos asistiendo a lo que escribe el protagonista o a la realidad de sus relaciones personales. Nada es lo que parece, cada uno podemos inventar aquello que queramos entender, porque lo que se busca es ser lo menos verosímil posible, y porque en definitiva quiso contarnos la mentira misma que implica contar una historia, borrando la frontera que separa lo que vemos de lo que en verdad sucede en la trama. Puesta en escena con carpintería a la vista, como si del plató del rodaje de una película se tratase, donde los personajes se mueven entre bambalinas a sabiendas que todo es mentira mientras nos hacen creer su historia simulando con la realidad. Los cuatro actores, Vicenta Ngondo, Ágata Roca, Paul Berrondo y Andrés Herrera son los mismos que protagonizaron la obra de teatro, y aunque partían de un guión que la adptaba al cine, han participado en la transformación del resultado con su aportación, basada en el conocimiento de la obra, y con sus improvisaciones. El resultado es un film tremendamente original, repleto de excelentes diálogos llenos de inteligente ironía, juegos elípticos sobre lo cotidiano y humor, mucho humor, por momentos cruel, otras veces ácidamente romántico, que hacen que su encanto resida en cómo se cuenta más que en lo que propiamente pretende narrarnos. 

Mereció la pena verla, cuesta levantarse de la butaca cuando la escena del principio vuelve a aparecer en la pantalla presagiando el final inmediato. Sólo 86 minutos, que además pasaron volando. Queda la grata sensación de que la comedia española actual no está limitada a los  esperpentos estrenados ultimamente en las salas. Que tenemos directores capaces de contar una historia entretenida e inteligente sin tener que recurrir a los consabidos diálogos tan tórridos como toscos  tan de moda en estos tiempos para con las comedias patrias, que parece no se conciben sin sexo adolescente en primer plano o fluidos varios derivándose por la pantalla. Tal vez V.O.S. no es un film perfecto, siquiera de los mejores de Cesc Gay; lo que no se puede negar es que, además de arriesgado, por su puesta en escena y por su intencionada falta de credibilidad, estamos ante uno de los cineastas más interesantes e imaginativos con los que cuenta en la actualidad nuestra cantera cinematográfica y hace pensar, y mucho, sobre el apoyo institucional y el destino del presupuesto público para la proyección mediática de supuestos éxitos taquilleros carentes de interés artístico,  por los que se apuesta incondicionalmente a riesgo de socavar las perspectivas de futuro de nuestro cine, al menos a corto plazo.


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