Vuelta a casa de tu mano

Porque lo sabes,  y porque somos gente de promesas cumplidas, de las de vomitarle al cura la sopa, de las de llegar a casa perdidas con el barro de los charcos, de las de arrancarnos las flores y los adornos del pelo,  de las de chuparse castigos y tantas bofetadas que ya ni dolían, de las de liarnos a pedrada limpia y a puntapiés con los que nos pintaban aquellos corazones de tiza camino al colegio, de las que salieron de casa antes de hora, de las de recorrer Europa y América solas y a la aventura, de las de llorar cuando ya nada nos hace ni puñetera gracia, de las de mirarse y entender que la vida es algo más que un par de depresiones compartidas, de algunos cumpleaños y múltiples estaciones, de las de una mirada que vale mil silencios, porque una palabra tuya, como una mía ha bastado para sanarnos, y porque aprendimos que de todo se sale, y que si nos quitan la luz, pues, ea, que bailaremos bajo la luna por bulerías ya que el sol nos acogerá en un hotel por la mañana, y porque un abrazo puede más que todo este mundo de fantoches y pedazos de carne que nos rodea, porque todo pasa, tú y yo lo sabemos que enterramos tantos cuerpos y tantas vidas por accidente, porque empezar de nuevo no es fácil, pero echarle agallas a una sonrisa cuando nos falta, tú y yo bien sabemos que no está al alcance de todos, porque ni tú ni yo la hemos forzado nunca.
Te quiero, María.