Revista Talentos
El sol, acechado por el atardecer, te miró y, mientras luchabas por salir del cascarón, devoró serpientes, alimañas y engendros. Por ello el ocaso surge verde, la pradera es un enjambre que baila al son de los grillos, y tú eres una mezcla expectante de savia, hojas, saliva y vientos.