Revista Literatura

Yo, ya, ¿para qué?

Publicado el 28 febrero 2017 por Marga @MdCala

Tú, ya, para todo y precisamente. Para todo porque tienes la edad necesaria. La edad suficiente. La edad ideal. Precisamente porque te queda menos que antes. Porque el tiempo es vida y oro. Porque convertir los días en excusas es desperdiciarte. Tú, ya, para todo lo que quieras. Piénsalo.

He conocido -y conozco- personas que viven la vejez desde su juventud, y otras que han cumplido unos joviales y muy coquetos 80/90 años de edad. Sí, sé que en buena parte esto nos viene dado por la implacable carga genética heredada, y contra eso poco se puede hacer, pero también me consta que a mínima inteligencia existente se consigue luchar contra la presunta apatía de serie, vencerla y reírse de ella. Poco consejo doy a quienes ya lo entendieron y convirtieron su “mayoría de edad” (reniego del término ancianidad) en una etapa plena de vida; estas líneas van dedicadas a aquellos que no consiguen vencer la desidia y se escudan en los años para estancarse. Para justificarse. Para no ser.

“Yo, ya, ¿para qué me voy a arreglar?”. “Yo, ya, ¿para qué me voy a comprar ropa?”. “Yo, ya, a mi edad, ¿para qué voy a salir? ¿para qué viajar?”. “Yo, ya, a estas alturas, ¿para qué intentarlo?”. “Yo, ya, ¿para qué vivir…?” Existen muchas personas con estas ideas fatalistas que no solo aplican a sus propias existencias, sino que amplían el concepto y te incluyen –porque tú también eres mayor y deberías comportarte como tal– a ti en ellas. Son las que nunca han tenido un sueño, o lo aparcaron muy pronto, y les mata que tú quieras cumplir el tuyo “con una edad”. Son las que no se han enamorado jamás (de verdad), y te ridiculizan si intentas rehacer tu vida a los 40 o 50 (o más); las que discuten que sigas amando y deseando a tu cónyuge después de dos décadas. Son las que no tienen voluntad para cuidar su cuerpo (ni su mente), y se ríen de las mujeres de mediana edad que hacen ejercicio y se maquillan, por respeto a sí mismas y a los suyos, y -por supuesto- de las que leen, escriben, bailan, acuden a eventos culturales y pretenden seguir aprendiendo y disfrutando hasta el fin. Son, en definitiva, las perdedoras que no soportan tu resistencia a incluirte en sus tristes filas. Las del corredor de la muerte.

Y dicho esto y teniendo en cuenta tu buena edad: ¿en qué grupo te apetece pasar el resto de tus días? ¿En el de “yo, ya, ¿para qué?”, o en el de “yo, ahora, para todo”? Si eres inteligente -seguro que sí- lo tendrás claro. Te dejo un maravilloso artículo de Rosa Montero para mejor ilustrar la entrada (¡no te lo pierdas!).

Yo, ya, ¿para qué?

P.S.: Y como muestra un botón rosa: este miércoles primero de marzo, a las 19:30 en LA ISLA DE SILTOLÁ (c/San Bernardo, 24 de Sevilla), estaré dispuesta a firmar todos los ejemplares de “UN SONETO PARA LUANA” que hagan falta. Es posible (siendo realistas) que no estrene mi bolipluma, pero aun así estaré. Y encantada, además. Gracias anticipadas a quienes acudáis y/o compartáis la noticia. Gracias a Siltolá y a Serial Ediciones. Gracias siempre.

La entrada Yo, ya, ¿para qué? se publicó primero en Marga de Cala.


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