Magazine

-- La calor en Sevilla.

Publicado el 07 julio 2012 por Jesustadeosila

¿Pero se dice el calor o se dice la calor?
¿Se dice el mar o debe decirse la mar?
No es momento para diatribas. El mar, en estas fechas, se apetece, aunque el calor sea insoportable.

Y también vale: que en Sevilla, ahora, hace la mar de calor, y la calor no deja dormir.

No es cómodo escribir con una cubitera de hielo en la cabeza, debéis de entenderlo, pero intentaré sacar este artículo adelante, por muy ridículo que me sienta y por muchos pegotes de chicles antinicotina que haya pegado en la camarita de la webcan (internet no es seguro y una foto mía con una cubitera en la cabeza puede hacer dudar a muchas admiradoras de mis serias intenciones).

En Sevilla hace mucha calor, y no sabemos todavía si es por el descosido de la capa de ozono o por culpa (según el Gobierno) de la respiración jadeante de los jubilados de noventa años. El caso es que hace una calor que mata. A los caracoles los mata. En Sevilla somos muy dados a los caracoles. Cuando yo era pequeño, mi madre los compraba en la plaza, los lavaba, los desbababa, los metía en la olla a fuego lento con su saquita de las especias y... ¡gloria bendita!

Yo hoy, no los lavo. Aprovecho que voy a la playa a las tres de la tarde. Me detengo en el arcén, pongo los dos triangulitos reglamentarios, tiro la bolsa de las especias a la cuneta y a los diez minutos ya recojo con la familia los caracoles en su punto exacto de cocción, en un taperway que llevo para tal menester en el maletero, guisaditos y ahorrando en butano un huevo. Eso es lo que deben llamar, en el Parlamento y en Ucrania, aprovechamiento de las energías alternativas.

Con el menudo, tanto de tanto.

¿El menudo? Lo que gusta el menudo en Sevilla. Otro ahorro considerable, y por doble partida. Lo primero, que lo venden en latas. Lo principal: que si lo compras a las dos menos cinco de la tarde, de camino desde el supermercado a casa ya la lata llega abollada, rezumando caldito por la tapadera y lista para abrir y servir. Hirviendo y con los dos garbanzos saltando a la comba con el choricito. Es entrañable verlos.

Eso se llama (ver Wikipedia) aprovechamiento unipolar de las energías renovables. O quizás lo leí en otro lado o lo leí de lado, ni idea.

La calor, la calor en Sevilla. Hoy, en el cruce de la Campana con calle Sierpes, el termómetro digital marcaba menos cinco grados... y lo han retirado y dado de baja por insolación.

Total, que cerveza. Cerveza a menos cinco grados (como el termómetro loco), pero cerveza. Que caso hemos de hacer a quienes por su grande intelecto quizo Dios que guiaran e iluminaran nuestra calurosa y vil existencia:

-- Doctor, doctor, las calores...

-- Mucho líquido, mucho líquido, hijo.

A su sabiduría me atengo, doctor, que cerveza no ha de faltar en mi cuerpo. Líquido es y líquido me pide el alma. Espumosa, agria, fría, acibarada, seductora, exuberante, jugosa y campechana... Líquida es y renovable, autoabastecedora para el organismo, que hoy la traga y mañana la echa, para comenzar de nuevo el ciclo.

-- Ay doctor... La calor que hace en Sevilla...

(Este artículo va dedicado a El Andaluz, un sevillano que anda por Uruguay y no precisamente de veraneo. Tiene un blog lleno de Humor, pero donde entre líneas le podemos leer la nostalgia de esta tierra. Su blog se llama "Construyendo el Mundo". Visitadlo. No tiene desperdicio).

-- La calor en Sevilla.



También podría interesarte :

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Quizás te interesen los siguientes artículos :

Dossier Paperblog