-- Un blog de humor, debe de ser serio.

Publicado el 25 junio 2012 por Jesustadeosila

Entiendo que un blog, trate de lo que trate, no debe de dejar tirados a sus lectores.

Desde que inicié este blog hace ahora un mes y tres días, no he faltado a mi cita, por la sencilla razón de que un blog, por mucho que se catalogue en la categoría de Humor, no tiene excusa para dejar de ser Serio con quienes le siguen, en justa correspondencia a cada persona que espera leer algo nuevo cada vez que entra en él.

Las musas, la inspiración o el sacarle punta a cada vivencia, gracias a dios que no me quieren abandonar todavía. Os confieso, de hecho, que tengo artículos en almacén para ir tirando a un ritmo diario de una página cada 36 horas... Artículos que están escritos en servilletas, papelillos y folios de un block de a cuadritos, pero artículos que escribo en media hora y que, para pasarlos a estas páginas cuidando la ortografía, la sintaxis y mil detalles más para hacerlos cercanos, me llevan a veces casi dos o tres horas. ¿Increíble? ¿Soy torpe? ¿Mis pulsaciones mecanográficas son comparables a las de una babosa paseándose por el teclado...? Para nada. De mil Humores nació con la sola idea de arrancar sonrisas: pero arrancar sonrisas es un tema muy serio que lleva tiempo.

No siendo, pues, la Inspiración quien me da de lado, y descartando por inercia la Pereza, sólo endiño la culpabilidad al tiempo. El tiempo. Sí, el tiempo. El mismo y el único que me hace afeitarme cada mañana. ¿Tiempo? 21 de junio. Fin de curso. Jornadas. Exámenes. Actuaciones. Despedidas.

El tiempo, sólo el tiempo me hace hoy darle un codazo a las musas: ¡quitaros de en medio, joder...! Sólo el tiempo, siendo De Mil Humores un blog lo bastante serio para no dejaros salir de sus paginas sin una sonrisa, me hace ofreceros un menú rápido: chistes.

Ya sé, ya sé que es como si en casa de Ferrán Adriá os endiñan una tapa de altramuces para ir haciendo boca... Vale. Pero ni yo soy Adriá, ni vosotros sois clientes habituales de Adriá ni los altramuces están tan malos.

Un brutote de estos del mundo (no digo de pueblo, porque en las ciudades los brutotes también debieran cotizar en Bolsa); un brutote, digo, responde así a una encuesta del Inem.

El encuestador se lo queda mirando y le aclara:

-- Prole, señor, significa que si tiene usted hijos...

-- Un prolo y dos prolitas.

Dos amigotes se encuentran, por aquí, por las afueras de Sevilla mismo.

-- ¡Cómo está la cosa, tío! -dice uno- ¿En tu barrio también tenéis problemas con las drogas...?

-- Para nada, tío -dice-: tenemos para todos.

Época victoriana en la Inglaterra del siglo XIX.

-- Luis Guillermo, hijo, deja ya de jugar con el sombrero de mami.

-- ¡Un ratito más, papá, un ratito más!

-- Que no, Luis Guillermo, que van a cerrar ya el ataúd...

Familia del sur de la Amazonia.

-- Mamá, que la abuelita está muy mala...

-- Pues échala a un lado y te comes las papas.

Y el del borracho, que no falte.

-- Jesús, ayer viniste tarde a casa. ¡Y borracho como una cuba!

-- Sí, cariño. sí. Pero me hice un zumito de limón para evitar la resaca.

-- ¿Un zumito de limón, hijoputi? ¡Vé para la cocina y mira lo que le has hecho al canario...!

Debo dejaros. Aunque haya sido tirando de chistes, espero que, al fin y al cabo, salgáis de esta página con una sonrisilla. Mañana, volveré a mi rutina habitual, entre lo que más cuenta es hacer sonreír a quien me visita.

Todo el material expuesto en este artículo -ni que decir tiene-, no está sujeto ni a copirrín ni a derecho de autor, por lo que podéis hacer el uso de él que estiméis conveniente, sin temor a que os busque en mis archivos y os lance al mar con dos toneladas de plomo atadas en los pies.



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