Tengo un observatorio de dudas. Desde éste lugar oigo rodar al mundo. Puedo mirar a la mar y a sus olas encopetadas; en la noche, las anguilas me iluminan el panorama. Logro ver también los bosques, alfombras frondosas que en la oscuridad, mantienen como aliados lluvias de luciérnagas. Qué puedo decir de las estrellas, tan cercanas a mi y tan inalcanzables. Otro día hablaré de los dioses, nunca los he visto pero muchos dicen que viven más allá de los astros luminosos. Desde este lugar, en mi observatorio, puedo ver tantas cosas y preguntarme otras miles. Las respuestas llegan lentas y yo aguardo curiosa porque dudar es como escribir, es conocerse...
Por cierto, ¿qué habrá sido de ti, te llegarían las respuestas...?
DOM.
*Foto: Santuario de las luciérnagas en Tlaxcala.