–¿Vas a perseguirme allá dónde vaya? –preguntó furiosa.
Se giró airada y las puntas de su cabello rojo como el fuego le rozaron a él la mandíbula, causándole un ligero cosquilleo. Se frotó la zona con la palma de la mano para calmar la sensación, pero solo consiguió trasladarla a su entrepierna.
–Soy tu custodio, sólo cumplo órdenes. –vociferó, mientras veía como se alejaba, contoneando su figura a cada paso y balanceado su flamante melena. –Así que vas a tenerme bien cerca durante todo el tiempo que dure el encargo.
En dos largas zancadas la alcanzó sin problemas y la agarró por la muñeca. Su piel era lechosa y suave.
–Suéltame, bruto. –le inquirió ella, tratando de zafarse inútilmente.
Su fuerza era cien veces la de cualquier hombre, muy superior a la de ella. Miró con ojos furiosos la mano que se asía al rededor de su delicada muñeca y comprobó que llevaba el esmalte negro saltado por los bordes. Levantó la mirada y se encontró con la suya, parada frente a ella, expectante.
–Vas a portarte bien y dejar las protestas para otro momento, corderito. –le dijo con voz melosa. –Mis órdenes son vigilar tus movimientos día y noche, cada uno de ellos, y eso es lo que pienso hacer. Más vale que lo aceptes.
–No pienso tolerarlo.
–A ellos eso les trae más bien sin cuidado y, por si te interesa, a mi también. –aflojó la presa hasta dejar caer su mano lentamente, disfrutando de la caricia involuntaria.
–Esto te divierte, ¿eh? –su voz sonaba resignada. Si iba a tener que soportar su vigilancia, qué menos que intentar hacerla llevadera.
–No más que a ti, –mintió –ya te he dicho que solo cumplo órdenes.
–Ya, claro. –suspiró –Tenía intención de marcharme a casa puesto que no puedo hacer nada más teniéndote pegado a mi espalda.
–Puedes hacer muchas otras cosas teniéndome ahí. –arqueó una ceja con picardía.
Echó a andar por la acera, sin contener ni uno solo de sus seductores movimientos de cadera. Ya lo creo que puedo... y ten por seguro que lo haré.
* * * *
estos dos personajes forman parte de otro de mis proyectos de futuroe irán apareciendo por aquí en los microrelatos