Algunas costumbres en Alemania son muy distintas a las españolas y al principio pueden llegar a sorprender mucho. Pero a la que llevas bastante tiempo en el país empiezas a ver todas estas cosas de manera normal y las acabas adoptando en tu día a día. Yo estoy en camino de los dos años en Alemania, y ya me he acostumbrado a muchas de las cosas que me sorprendieron al principio. Hoy os traigo una selección de las diez cosas a las que me he acostumbrado en este país.
1. No me quito la chaqueta en lugares cubiertos
No sé si es por el frío que hace fuera o por la comodidad de no estar poniéndote y quitándote la chaqueta cada dos por tres. Lo cierto es que al principio me sofocaba cada vez que entraba en cualquier recinto, pero ahora me estoy acostumbrando a dejarme el abrigo puesto. Eso sí, tengo que sacarme gorro, bufanda y guantes -todavía no llevo suficiente tiempo en este país para dejármelos puestos-.
2. Pido rápido en los restaurantes y no hago sobremesa
No sé como lo hacen los alemanes que saben perfectamente lo que quieren justo al entrar al local. A mi todavía me cuesta un poco decidirme, pero intento pensar más o menos en lo que voy a querer cuando decidimos a qué restaurante ir. Eso sí, cuando nos hemos acabado el plato nos vamos rápidamente, y si queremos hablar un rato nos vamos a una cafetería.
3. Miro el tiempo en el móvil antes de vestirme
No solamente hace frío gran parte del año, sino que la temperatura puede variar bastante de un día al otro. Pero la alemanización se me sube a la cabeza cuando me sé de memoria las temperaturas mínimas y máximas de hoy, de lo que queda de semana y hasta puedo compararlas con la semana anterior.
4. Me quito los zapatos en casa de mis amigos
Hay gente que se queja de esto, pero tengo que decir que a mi me encanta. Ya hablé de este tema cuando comenté 4 de las similitudes que encuentro entre Alemania y Japón, y es que es muy normal en Alemania descalzarse al entrar en casa de alguien. Yo personalmente nunca entro con los zapatos de la calle a mi piso, de este modo no entra a casa la suciedad de fuera. Y como es algo que me gusta hacer en mi casa, antes de entrar a la de los demás siempre pregunto si debo descalzarme y lo hago a no ser que vea al propio anfitrión en su casa con las botas puestas.
5. Me quejo si considero que algo no está bien
Por naturaleza soy una persona a quien le cuesta decir las cosas sin rodeos, con lo que la manera directa que tienen los alemanes de decir las cosas no iba mucho conmigo cuando me mudé. Poco a poco estoy aprendiendo que es mucho más útil decir las cosas claramente y a la primera, con lo que me fuerzo a decir todo aquello que considero incorrecto. Por ejemplo, si voy a un restaurante y creo que el precio que me han cobrado por un plato es abusivo porque no es de calidad se lo comento educadamente a la persona que me esté atendiendo. Esto lo hice una vez y no me cobraron el plato -que obviamente no me había acabado-, porque consideraron que tenía razón y no me estaban dando un buen servicio.
6. Nunca tiro una botella
Si lleváis un tiempo viviendo en Alemania sabréis que tirar una botella de plástico o cristal es un ultraje. Las botellas que tienen Pfand se llevan al supermercado y te devuelven el dinero que pagaste por ellas al comprarlas.
7. Pido cita previa para todo
Ni se me ocurre presentarme a algún sitio sin avisar previamente, ¿Estamos locos?. Una vez quise reservar mesa para bastante gente de un día para otro y tuve que llamar a 6 restaurantes distintos porque no había sitio en ninguno de ellos. Para la próxima ya sé que tengo que llamar mínimo con una semana de antelación.
8. Le deseo un buen día a la cajera del súper
A ella y a todo aquél con quien me cruce, porque es muy normal que cuando compras en un lugar te digan " schönen Tag, noch" (que tengas un buen día) al despedirse de ti. De hecho, cuando se acerca el fin de semana también se dice " schönes Wochenende " (buen fin de semana), y hasta se llega a felicitar fiestas como pascua, carnaval y hasta partidos de futbol!
9. No me importa compartir mesa con desconocidos
Al principio me incomodaba mucho estar cenando tranquilamente con alguien y que de golpe se sentaran un par de desconocidos a nuestro lado. Pero me fui acostumbrando al ver que esto es lo más normal y que la gente no siente ninguna necesidad de establecer conversación contigo. Esto es simplemente una manera que tienen los negocios de economizar el espacio del local. La verdad es que ya no me molesta lo más mínimo y para mí es lo más normal.
10. Guardo en casa los envíos de mis vecinos
La primera vez que tenía que recibir una compra online y descubrí que mi vecina de enfrente lo había recogido por mí pensé que ella era la persona más maravillosa del planeta. Más adelante me enteré de que es muy normal que el repartidor llame a varios vecinos y les pide quedarse con el paquete para que quién lo recibe no tenga que ir hasta correos a buscarlo.
Y vosotros, ¿Qué costumbres alemanas habéis adoptado? Dejad vuestro comentario a continuación!