10 formas de morir en República Dominicana (al volante)

Publicado el 05 mayo 2016 por Jordi_diez @iamxa


  1. Los semáforos. Que tú tengas la luz verde no significa para nada que el resto de vehículos la tengan en rojo, ni tampoco que esos otros vehículos, aun teniendo su semáforo realmente en rojo como debería ser, se paren. Lo más probable es que tras aparecer la luz verde debas esperar unos segundos a que vaya pasando el grupo de daltónicos al volante que no distinguen entre rojo, amarillo y verde, aunque son capaces de diferenciar una cerveza Presidente normal de una light a cinco o seis millas de distancia.
    Siempre hay, por supuesto, el riesgo añadido de que el vehículo que tienes detrás intente pasarte por los laterales, el arcén, o por encima tuyo si esa espera es más larga de lo que él cree que debía haber sido.
     
  2. Intentar circular por tu carril. Es imposible, literalmente imposible, ir por tu carril a una velocidad constante. Esta práctica tan habitual en cualquier otro país del mundo, aquí supone un riesgo infinito. Según el extenso código de circulación dominicano, que debe tener unas diez o doce páginas tamaño cuartilla, no existe la obligación de conducir por el carril de la derecha a no ser en vías de cuatro carriles, de las cuales no hay una sola en todo el país, por lo que en cualquier vía de uno o dos carriles, los vehículos (entiéndase por vehículo cualquier cosa que ruede o tenga patas) andan a la velocidad que desean por el carril que les viene en gana, incluyendo en esa denominación de carril el arcén y el espacio que se genera entre carriles.
     
  3. Stop (Pare) y Ceda el paso. No existen. El paso lo cede el que tiene el vehículo más liviano. Si llegas a un stop y el vehículo que viene cruzando es más pequeño que el tuyo, ¡tira!, si por el contrario es más grande, ¡frena!
    Esta regla tan sencilla se puede aplicar al resto de puntos.
     
  4. Carriles de giro obligatorio. Si tienes intención de seguir recto, estás en una intersección con varios carriles, y un vehículo se detiene justo a tu lado, en uno de esos carriles laterales con flechas a derecha o izquierda que lo obligan a girar, ¡no te fíes, es una trampa!
    En realidad ese cabrón/a te está desafiando. Él, o ella, cree que está en NASCAR o en el Gran Premio de Dubai, observando la luz roja del semáforo para salir a toda velocidad e incorporarse a tu carril en el poco espacio que quedará cuando se estreche la carretera. ¡Y lo hará, no tengas duda, subiendo por encima del bordillo, de una moto, o de ti mismo!
     
  5. Buses de color amarillo. Si ves un bus amarillo de transporte escolar que viene tras de ti, no pienses, échate al arcén, para el coche, cierra los ojos y reza si eres creyente, o llama a tu corredor de seguros para que active el plan de vida si eres una persona más práctica, porque no creo que...
     
  6. Camiones. Cualquier cosa con caja y motor es un camión. Dependiendo de la capacidad de carga se catalogan de camión a patana, una acepción dominicana que significa “bestia cargada tres o cuatro veces por encima de su capacidad, sin frenos, con ruedas recauchutadas, piezas de diferentes motores y conductor familia de Jenson Button”. Ellos son los que tienen más claro el concepto matemático de la línea recta, pues para ir de un punto a otro lo aplican a la perfección, haya lo que haya en el medio.
     
  7. Motocicletas. En República Dominicana se conocen como motores o pazolas, la diferencia entre ambos es que en un motor caben entre 4 y 6 personas con una nevera, y en una pazola solo la mitad. El concepto de conducción recta, por un carril, o incluso, en la misma dirección de la marcha, son conceptos incomprensibles para este colectivo. Ellos creen que mirando al frente, o haciendo ver que no te ven, se hacen invisibles, pero si tienes la desgracia de chocar con uno, inmediatamente se materializa de manera mística y misteriosa un millar de ellos a tu alrededor con la sana intención de hacer carpaccio con tus órganos.
     
  8. Celulares / móviles. Antes, cuando un vehículo hacía eses por la carretera, lo achacabas a una posible conducción en estado de embriaguez, pero ahora, el 50 % de los casos se deben a que en realidad su conductor, la mayoría de veces conductora, está chateando por el móvil, o gritando por él ignorando la tecnología del micrófono amplificador.
    Pero ojo, porque el otro 50 % restante aún es más peligroso, pues además de usar el teléfono en los mismos términos descritos, van borrachos.
     
  9. Rotonda, esa gran desconocida. En la mayor parte del planeta tierra, quien circula dentro de una rotonda tiene preferencia de paso. En Dominicana, por supuesto, no. Aquí tiene derecho de paso el que tiene un vehículo más grande, o una pistola.
    Lo más probable es que si vas a entrar a una rotonda, el coche que viene detrás de ti acelere para entrar contigo, por lo que si en el último momento decides respetar la norma de tráfico y frenas, tendrás un acompañante entrando por el maletero de tu coche.
    Otro riesgo infinito es circular dentro de la rotonda, pues las líneas pintadas en el suelo que delimitan los carriles son opcionales, lo que significa que cualquiera puede pasar del centro de la rotonda al exterior, o viceversa, sin motivo. Esta práctica, que podríamos llamar killcrossing, está muy extendida y la ejercitan con maestría caballos, motocicletas, vehículos en general y camiones.
     
  10. Todo lo que tiene ruedas o patas puede circular. Es habitual encontrarte en la vía caballos, triciclos, cosas que parecen camiones o buses pero que no lo son, coches que en otro siglo lo fueron, y todos ellos comparten un par de características que los identifican como colectivo, no tienen luces, ni de día ni de noche, y pueden explotar en plena vía en cualquier momento.