Revista Talentos

12 boludos

Publicado el 16 octubre 2014 por Pablo Ferreiro @pablinferreiro
Estamos en la estación Carranza, ahí donde está la rampa que sube para ir el lado de Jose Leon Suarez. Los dos como paralizados, esperando el movimiento del otro que nos llevará quién sabe a donde, que venga a terminar con el histeriqueo veraniego. Lucas es algo especial, es tímido, divertido, despeinado y alto. No podemos mirarnos a los ojos, siento como la gente sigue su camino alrededor nuestro. Esa inmovilización se prolonga, sonrío y recuerdo.
Recuerdo a Matias, que sacaba muchos dieces, tenía raya al costado y hablaba de muchas cosas que no entendía. Me besó por primera vez en la casa de una amiga, me fueron gustando sus besos, nos habremos dado cinco o seis. Fuimos novios hasta que vino el verano, el dijo que me iba a llamar. No pasó nada, cuando comenzó el octavo grado asumí que no éramos más novios, él no lo vió así y lo tuve que avivar, igual a esa altura ya me gustaba otro.
A  León, puro rock and roll. No le importaba nada, le gané la carrera por estar con él a Florencia, mi ex amiga. Tocaba la guitarra, hablaba de música, cada tanto se acordaba de decirme que estaba muy linda. Él fue muy especial, una noche de verano en una juntada post colegio tuve mi primera vez en un cuartucho de su casa. Nuestra relación terminó tres horas después cuando mi lugar en el cuartucho fue ocupado por Paola, otra ex amiga.
Pegado a Leòn me viene Carlitos,lo conocì cuando me robò el celular en el subte. Cuando bajamos en Carlos Pellegrini me lo devolvió y me invitó a comer un pancho. Hincha de Laferrere, siempre venìa golpeado de jugar al fútbol. Nuestro amorìo terminò cuando se robò las cenizas de mi padre de mi casa.
Luego Anibal, vendedor de salòn en una casa de electrodomèsticos, nos veìamos poco. Era mujeriego, apostaba en los caballos y cada tanto se metìa una lìnea de merca para “estar màs despierto”. Con èl convivì por primera vez con un hombre, a los tres meses se fugò de su casa y de su vida. Unos meses despuès lo vi vendiendo artesanias en una feria de Belgrano.
Aparece Diego, tres citas para llegar a acostarnos. Estaba empecinado en no cuidarnos, esa noche no pasò nada, la mañana siguiente desapareciò para siempre.
La desesperanza duró poco, se cortò con Daniel. Con èl fueron cuatro años donde compartìamos pelìculas, libros, el gusto de no hacer nada, la admiraciòn mutua. Intercambiamos familias, nos juramos miles de cosas, nos comprometimos. Èl no entendía que un beso corto puede ser bueno, se la pasaba baboseandome. Pero cada vez que pienso en Daniel, no puedo evitar ver su imagen masturbandose frente a la computadora cada vez màs frecuentemente.
El duelo lo pasè con Rodrigo, en lo que fue mi unica relacion a distancia. Con èl conocì el photoshop. Nos quisimos tanto en los correos hasta que no nos quisimos màs. Escribir “se terminò” pareciò muy fácil para èl.
De esa nada me recogió Leandro, en las dos acepciones de la palabra. Todo era sexo desenfrenado, sin hablar. No era tan lindo pero tenìa algo. La apariciciòn de una novia castradora terminò con lo que se daba, en las dos acepciones de la palabra.
Y vino Roberto que era gay, pero nos acompañamos y creo que llegamos a amarnos. Se puede vivir sin sexo, por lo menos yo podìa. Èl no se aguantò y se fue con un tal Flavio. No lo condeno, pero por lo menos me lo deberìa haber dicho antes de pedirme casamiento y asì como tener la delicadeza de no robarse dos vedetinas mìas.
Felipe tenìa 72 años. Me atrajo su charla, su seguridad, ser la mejor opciòn. Conocì mundo, me hicemáss culta, agrande el guardarropa. Aprendì a ser paciente. Falleciò cuando cumplìamos un año y dos meses de novios (en estos casos hay que contar hasta las horas). El problema vino despuès cuando tuve que desfilar por varios tribunales por sociedades apócrifas en las que me habìa incluido.
Mi última experiencia fue con Martìn, ambos tenìamos ganas de ser padres. A pesar de no conocernos muy bien lo intentamos varias veces, ante la crìtica de mi ginecologo y mis amigas. Fueron dos meses muy movidos que terminaron con la apariciòn de dos familias reclamando la vuelta de su padre, marido y protector a casa.
El recuerdo se esfuma, vuelvo a Carranza, el beso que esperaba no llega. A su lado hay una mina, la miro bien y es Florencia, mi ex amiga. “Me voy a casar” dice el pelotudo, “estoy embarazada” respondo yo amenazando con clavar una BIC en mi panza.  Hoy no pierdo. Florencia se va, Lucas va tras ella. Sè que va a volver, al fin y al cabo seguro es un boludo.

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