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Publicado el 07 marzo 2012 por Beatrice

(dibujo a carboncillo de los ojos de V. Valo*)

   Reconocería esos ojos grises dónde fuese. Aunque solo los viese de pasada, ocultos bajo mechones de pelo o el ala de un sombrero. Aunque su dueño caminase cabizbajo o sólo fuesen un reflejo fugaz en un cristal. Se siente convencida de que no puede haber otros ojos idénticos en todo el planeta. Que es imposible que haya dos personas cuya mirada sea así. Que son como el mercurio más puro en movimiento. Que sería demasiado insoportable para alguien ser observado por unas pupilas tan frías y afiladas como el más mortífero puñal. Que sería como saltar al vacío sin cuerda… Da por seguro que ella los ha visto aunque no recuerde cuando, aunque fuese en otra vida. Y desde ese momento, nada volvió a ser igual. 
   Y los busca en cada viandante, en cada cafetería y en cada rincón de la húmeda ciudad, sin encontrarlos. A veces le parece sentirlos clavados en su nuca y se gira de golpe, creyendo que se encontrará con ellos a pocos centímetros. Pero cuando cualquier otra imagen ante ella le devuelve a la realidad se convence de que si los viese, huiría. Esos ojos no pueden ser normales, no pueden ser humanos. Los teme en la misma medida que los persigue, en la misma medida en que espera que llegue la noche y que el sueño de siempre le asalte para que, justo antes del amanecer, despierte con su recuerdo aún latente.
------------------------------------*(el dibujo no me pertenece)