Revista Diario
13, ya son 13 años sin celebrar el día del padre contigo, mi papá.
No es el primer post que te dedico, ni será el último, como imaginarás. Los años pasan, y la herida sigue sin curar, sólo es posible taparla, pero sabiendo que siempre estará ahí, a flor de piel, rozando con cada nuevo día, irritándose a veces, mejorando otras...
13 años sin felicitarte tu día, sin hacerte dibujos o regalarte ninguna de esas inservibles manualidades que con tanto cariño recibías y guardabas. 13 años sin abrazarte, sin besarte, sin ir a despertarte el fin de semana con mimos. 13 años sin comer tus tortitas, sin escuchar tu música a todo volumen los domingos, sin que me enseñes cosas. 13 años sin viajar contigo, sin descubrir nuevos lugares, sin buscar fósiles. 13 años no son muchos, pero sí si de no contar contigo se trata, 13, y los que vendrán.
13 años sin escuchar tu voz... ¿Sabes que ya no recuerdo como sonaba? Lo intento, pero no soy capaz de devolverte a mis oídos.
13 años sin tu olor... Cuando te arreglabas para salir, Eternity de Calvin Klein impregnaba el ambiente. Me quedé con tu bote de colonia, para poder olerte siempre que quisiera. Cuando el olor se acabó, compré un frasco para mí, para poder llevar tu olor conmigo, y no sentirme sola, estuviera donde estuviera.
13 años sin tus risas... Tampoco puedo recordar como te reías. Sólo recuerdo que nos reíamos mucho, y alto, y fuerte. Cuando algo se podía superar con risas, eras el experto. Cientos de cosas he podido sobrellevar gracias a la risa, a pesar de que haya quien se ha molestado por ello, pero no lo saben, no saben que nosotros somos así, que necesitamos reír para ver la luz.
13 años sin verte... No imaginas la cantidad de veces que he soñado que seguías con nosotras, que nos encontrábamos y nos abrazábamos los cuatro, como aferrándonos a esa falsa realidad. No imaginas, tampoco, todas las veces que he tenido que mirar dos veces a alguien que me ha recordado a ti, para cerciorarme de que no eras tú, aún sabiendo que eso era imposible.
13 años, un mes, y 8 días desde que te fuiste.
Te fuiste para no volver, pero en el fondo nunca te has ido. Sigues estando en nosotras, en las decisiones que tomamos, en las cosas que nos pasan, en las experiencias que vivimos. Todavía puedo sentir tu presencia a veces, sé que estás conmigo, y que cuidas de mí, tu pequeña, y de Txispas, y de mamá, y del pequeño que lleva orgulloso el nombre de su abuelo.
Te has ido, sí, pero sigues aquí, junto a mí, mi ángel de la guarda. No me dejes, te sigo necesitando, siempre lo haré...
Feliz día del padre. Te quiero.
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