
De los catorce palos, uno está dedicado a la escultura: “Pasado pixelado”, en madera y hierro, de Ignacio Sancho Caparrini. Una cepa es definida, atrapada, por cubos y prismas rectangulares de hierro. Las tres dimensiones de la retorcida cepa son reducidas a la geometría. La escultura nos pregunta si realmente todo pude ser captado por la información codificada digitalmente. Rodear la pieza y cambiar de luz, de reflejos, implica experimentar, precisamente, la riqueza conceptual del intento de apresar lo inapresable. El autor ha expresado de forma magistral la relación dialéctica entre naturaleza y técnica. Los tres palos dedicados a la fotografía son: “Fragua gitana de Tío Juane”, de Pedro Carabante “Peri”; “Foto mural Manuel Moneo en la Plaza del Cristo de la Expiación”, de Juan Carlos Toro; y “Antonio Agujetas. Cuando el cante duele”, de Miguel Ángel González. El Proyecto Presencias de Juan Carlos Toro es uno de los trabajos artísticos más interesantes que ha tenido Jerez en los últimos años. De la ruina urbana emergen nuestras figuras del cante para recordarnos algo, lo que estamos dejando de ser. De las ruinas brota el arte, efímero, para impregnar de sensibilidad y rabia nuestro paso acelerado. En esto coinciden las tres fotografías, el sudor de la fragua o el claroscuro de Antonio Agujetas son apariciones que nos traen un mensaje olvidado. El resto de las obras son pinturas, en diferentes estilos. David Saborido expone “Serie Deconstrucción del Espacio. Pieza nº 14”. Sigue trabajando con transparencias de pigmentos sobre tabla y logra captar la luz, las dimensiones espaciales a través del color. La obra de Lauren López “Desh”, “El Cerillo”, sabe sintetizar la técnica del retrato clásico con los trazos y colores del grafiti. Así, los rostros que dibuja ganan fuerza expresiva. La destreza realista queda patente en las obras de Eduardo Millán, José Basto, Carmen Chofre, Fernando Toro Piriz y Rocío Cano. Si José Basto plasma la mirada de la bailaora, esa sonrisa pícara, Fernando Toro refleja con grafito la humanidad del cantaor. El visitante tiene la oportunidad de apreciar también las atrevidas creaciones, menos realistas, de Carlos C. Laínez y sus reconocibles figuras, de Carmen Guerrero, con un paisaje poético y de Jesús Rosa, que nos recuerda los juegos del pop art.