Era domingo e iban a comer a casa de los abuelos para celebrar el día el padre. Según se montaron en el coche Pedro dijo su frase favorita: “¿Cuándo llegamos?”. Ana le dijo que todavía quedaba un poco y le propuso jugar al veo-veo. Estuvieron jugando y el viaje se pasó muy rápido.
Cuando llegaron a casa de los abuelos, les estaba esperando con la comida en la mesa y la abuela les había preparada su famosa lasaña. Después de comer se echaron la siesta.
Cuando despertaron los chicos le pidieron a Antonio salir a volar la cometa que le habían regalado por el día del padre.
Salieron los tres a volarla en el campo que había justo enfrente de casa de los abuelos. Antonio les advirtió que tuviesen mucho cuidad con los agujeros de topo que había en el suelo para que no tropezasen. Lo pasaron fenomenal y estuvieron volándola hasta que se hizo de noche.