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Canciones entre las almas de la amada y del amante
[Búsqueda] Alma de la amada   Ayúdame amor, guíame por lo oscuro, se la luz que yo siga. Bien no lo entiendo: mío eres, pero me faltas; dentro te llevo; y afuera te busco.
Alma del amante   Ya ni siquiera sé, amor, qué hago ni por qué. Te busco tanto que a veces pienso que no existes; y que eres nada más esto que a mi vida falta;         la sustituta sólo de mi infelicidad, y mis carencias; el abrigo del alma. Aunque la vida es triste, y fría, cuando pienso que no existes.
  Seré la luz que busques por entre lo oscuro, sé que me buscas, alma del alma mía, como yo a ti te busco. Como yo desde siempre te he buscado.
[Encuentro] Alma de la amada   ¿Ya son estas tus manos, vida mía, si tan loca me vuelven, si tanto me enajenan de mí y de todo; estas son por fin, las que yo tanto he ansiado?      Sé que pudieran serlo... Como las soñadas son... Fuertes, dulces, duras como las piedras, ágiles como plumas, doradas como tardes de verano.
Alma del amante   Eres tú, amor mío, tú eres... Qué oscuros se quedaron los ojos sin mirarte, míralos qué oscuros, mira, ya nada ven, ni nada saben.
[Entrega]   ¡Eres tú, te conozco! Y mi cuerpo lo sabe porque tiembla, que siendo vas camino, sol, tierra, noche, cielo, ábreme tus brazos que yo me muera.
Alma de la amada   ¡Alma del alma mía! ¡Vida de mi vida! ¡Cómo enamoras mi cuerpo con oirte! ¡Cómo haces de mi vida alba del alba, cumbre de las cumbres!
  Respira la hermosura, y bebe de la fuente de mis besos, que son aguas de vida, y para ti las tengo, y toma las dulzuras de mi cuerpo.
  Abandonadas dejo mis fuerzas en ti, hiere con tus brazos cuánto quieras, y abraza mi cuello, amor, que el tiempo se nos vaya yendo sólo en amarnos.
  A ti quedo entregada para siempre, acúname con dulzura -nací para tus brazos, méceme o se salvaje -rompe mis carnes que ya soy tuya.