En la anterior entrada os conté que E. de forma repentina (aunque debió saberlo antes) pidió un documento que nos faltaba para obtener la autorización. Muchos de los que los mandaron (al principio era opcional), les empezaba a llegar dicha autorización y, por lo tanto, tenían un pie en Noruega. Yo fui de los muchos que no lo mandaron y lo hice cuando a E. se le ocurrió pedirlo.
Al ver en las fechas que estábamos y aún no me había llegado la autorización, decidí preguntarle a E. si tardaría mucho o no, ya que ahora sí que dependía de eso el que fuéramos antes o no a Noruega. Con la incompetencia propia de esta empresa, ella me contestó que no lo sabía pero que lo averiguaría. Después de pasar varios días y no obtener respuesta, insistí en qué pasaba con aquel documento. Ella continuaba con su misma respuesta, cosa que a mí me estaba cansando ya bastante, así que decidí llamar directamente al SAFH en Noruega. Lógicamente no entendí todo lo que me dijeron pues no tenía el nivel de idioma suficiente, pero si que entendí que no se habían pagado los trámites de dicha autorización. Os explico. Para obtener la autorización en Noruega debes pagar unos 200 euros al cambio para que te la tramiten y te la puedan aprobar y, por lo visto, la mía aún no la habían pagado. Con un cabreo de mil demonios llamé por enésima vez a esta mujer y le conté lo que pasaba. Ella confirmó que sí, que justamente ahora estaba viendo que no estaba pagada (que casualidad) y que para el lunes lo haría. Yo le dije que me parecía increíble que a estas alturas estas cosas no estuvieran hechas y que por culpa de esto se retrasaría mi viaje a Noruega. Ella se puso entonces a la defensiva y me culpó a mí de aquello, alegando que tendría que haber mandado el documento que faltaba mucho antes. Aquello terminó en una pelea escrita por Skype que no voy a reproducir y en donde E. pasó de ser la única persona que respondía (aunque de una forma inefectiva) de la empresa a "persona non grata" para mí.
Otro de los problemas que hubo al término de este norskkurs fue la fecha en las que nos iríamos. Como os dije, muchos de los alumnos que viajaron antes a Noruega, los echaban del trabajo por el nivel de idioma a las primeras de cambio, y ésto estaba creando una reputación mala en la empresa. Las residencias empezaban a no querer españoles porque se sentían engañados, la empresa nos vendía como profesionales de la salud con un altísimo nivel de idioma y cuando íban o les hacían las entrevistas, veían que no era así. De esta forma, muchas de las residencias que tenían convenio con la empresa que nos llevaría a Noruega ya no querían más españoles. Todo esto los descubriríamos más tarde, pues la empresa se lo callaba todo y siempre prometía que iríamos pronto y que no habría problema, los que estaban allí parados se les buscarìa otro lugar y después nos colocarían a nosotros. Nosotros, los que estábamos en España les creímos, pero no por mucho tiempo.
El examen final se haría, aunque el colaborador decía constantemente que sería fácil. La mayoría no estábamos de acuerdo con esto pues era injusto hacer un examen cuando una parte del curso ya había viajado, esto hacía que el examen no fuera ese salvoconducto que nos daría el pase al nuevo país. Pero con esto se consiguió al menos algo de orden y calma en las clases de las mañanas. Estas calses pasaron de ser noticias de alumnos que se iban a ser clases aburridas en las que se notaba que muchos de los alumnos (entre los que me incluyo) no atendían igual que antes pensando en la situación actual. Alguna que otra vez salían ideas de mandar un mail conjunto a los responsables de la empresa para que dieran explicaciones sinceras de cómo andaba todo. Obtuvimos respuestas sí, pero vacías, sólo para tener más tiempo de maniobra con nosotros y seguir dándonos falsas esperanzas.
Fueron las clases de por las tardes, que ya eran de 4 horas, las que se convertían en una especie de parlamento. Empezábamos normal, pero bastaba que alguien hiciera un comentario para que otro alumno saltara y saliera a la luz nuestra indignación. El colaborador entonces intentaba calmarnos y reconducir la clase pero era imposible. A veces me daba la sensación que la única que nos comprendía era nuestra profesora. En estas clases de la tarde había muchos que intuían que iba a ocurrir; no nos iríamos cuando estaba previsto. Yo todavía era crédulo, o por lo menos quería serlo, y seguía pensando que en nada viajaríamos.
De repente las llamadas por parte de la empresa a los alumnos pararon, ya no llamaban a nadie, nadie tenía noticias nuevas. Todos pensamos en que estarían solucionando la situación de los alumnos sin trabajo en Noruega, así que tardarían un poco. Las veces que los alumnos se conectaban a la plataforma para comunicar que se iban con una increíble felicidad, dieron paso a conexiones donde salían bastante descontentos y desilusionados con el trato y la forma que tenía de hacer las cosas esta empresa. Muchos de ellos tuvieron la suerte y el valor de seguir adelante y buscarse las soluciones por ellos mismos, a otros no les quedó más remedio que volver. Todo empezaba a dar un poco de miedo. Todos pensamos que qué mala suerte tuvieron, pero después de ver cómo funcionan muchas de las empresas aquí en Noruega, creo que no es casualidad.
Por mi parte, intentaba hablar repetidas veces con J. . Desgraciadamente se convertiría casi en una rutina más adelante. Siempre creí que esta empresa sería enorme, con varios despachos y mucha gente trabajando, pues siempre que preguntaba a E. dónde estaba J. o que por favor le dijera que me llamase, siempre me contestaba que cuando lo viera, quedándose la conversación ahí sin ningún resultado. Al poco, descubrimos que la empresa la formaban cinco personas: E. que era la secretaria y encargada de tramitación de documentos, J. y C., que eran los tutores encargados de un número de alumnos y con una zona concreta de Noruega; otra persona que era el contable y por último el director. Así, se puede llegar a la conclusión de que el espacio físico donde trabajaban no era muy grande y que a veces no se avisaban entre ellos simplemente por que no querían. Increible.
Tras repetidas veces, conseguí que una tarde me llamara J. . Éste me volvió a repetir que Nuri y yo teníamos el nivel de idioma apropiado para viajar y que lo haríamos pronto, que ellos se estaban esforzndo muchísimo (como si nosotros no) para que todo salieran bien y viajaramos pronto. J., también me contó que lo más seguro es que viajáramos a Stavanger y que como muy tarde lo haríamos a finales de Julio, porque antes deberían solucionar las situaciones de los alumnos que estaban allí. Este hombre me dio su palabra de que viajaríamos en esa fecha, y colgó en una conversación corta donde apenas pude hablar mucho. Yo estaba emocionado, empezaba a ver de nuevo la luz y me tranquilizaba un poco. Nuri fue más avispada que yo. A ella no le gustaba mucho esa respuesta y le olía todo un poco a quemado, pero de todas formas confiaba en esa respuesta. Yo aún no quería anunciar nada, como siempre quería que todo estuviera seguro para poder gritar a los cuatro vientos que me marchaba.Por lo visto no fuí al único que le dieron esta respuesta, es más, hubo alumnos que la respuesta que recibieron es que el viaje a Noruega se podría posponer hasta finales de Agosto. Lo que sí quedaba claro es que el curso terminaría en una semana y después en Julio estaríamos esperando a que nos llamaran. Empezamos a tener una nueva sensación que nos acompañaría durante algún tiempo, no sabría ponerle un nombre concreto pero era una mezcla entre desprotección y olvido. Nos preguntábamos: ¿después del curso qué haremos?, ¿sólo sentarnos y esperar? ¿un mes?. El colaborador decía que intentaría hacer algo para que ese mes no fuese perdido en cuanto al idioma, pero que no era seguro pues su contrato con aquella empresa terminaba el 30 de Junio y con ellos tampoco es que se portaran muy bien que digamos.
Al final del curso recibimos un mail de E., en el que decía que después de todo lo ocurrido y todas las quejas recibidas por parte de los alumnos, el que quisiera irse de la empresa se podría ir sin penalización económica ninguna. Este mail fue la confirmación para muchos de que aquello nunca marcharía, yo al no tener muchas más alternativas, seguiría con la empresa. La opinión que me quedó de esta empresa es que planificaron un proyecto muy ambicioso, en el que no supieron ser efectivos y programar todo a su debido tiempo. El precio que pagaron fue precisamente ese, el tiempo, se les echó encima y todos sabemos que las cosas no funcionan deprisa y corriendo. Lo peor de todo es que el precio final lo pagamos todos nosotros.
Resumiendo, se terminaba aquel curso y nos quedábamos en España sin saber muy bien que pasaría y teniendo que confiar en un puñado de indeseables cuya empresa no fue capaz de hacer su trabajo en condiciones. Un curso en el que tanto esfuerzo y dedicación habíamos puesto cada uno de nosotros, en donde cada uno tenía su propia histora (como para hacer cada uno su propio blog), daba pena que termiara de esa manera. Todo se diluyó en un mar de dudas y desconfianzas
Nuri y yo por nuestra parte decidimos que bastaba ya de estar separados y que podríamos esperar juntos o en Oviedo o en Granada. Finalmente nos iríamos a Cabezabellosa, un pequeño pueblo situado al norte de Cáceres donde los padres de Nuria tienen una casita. Allí nos despejaríamos, no pensaríamos en nada, solo estaríamos juntos y nos desintoxicaríamos de todo lo que había pasado en el último mes. Nos resignamos que hasta final de Julio no nos llamarían, así que nos tomaríamos aquello como unas vacaciones y relajarnos. Pero creo que este "retiro espiritual" lo contaré en la siguiente entrada......