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Amanecer
  Desnudo, y recordando a quien no quiso venirse conmigo, hubiese sido hermoso tocar ese cuerpo con mis manos, en mi casa ya, borracho, mi vida contemplo, lentamente... No sé por qué, sólo un delicioso sentimiento de hacerlo... Sin hijos que alimentar, que cuidar, que enseñar, y que amar, sobre todo que amar; sin esa obligación moral, de algunos, que su vida tratan de ordenar mediante trabajo fijo, casa propia, y la búsqueda de pareja; sin estas cosas, habituales y propias al vivir de hoy, y de siempre, sabiendo único este viaje a la muerte que es la vida, la miro, la observo, y nada hay en ella que pueda decirme que no vivo conforme a mi deseo, pensamiento y gusto... Y otra vez se enreda mi visión en su largo pelo rubio; en su joven cuerpo magnífico, fresco y voluptuoso como un cuerpo de ninfa, para leves amores nacido... Cuerpo que imagino entre arroyos y flores de muy diversos tamaños y perfumes... Y en esta dulce alucinación, orgulloso de vivir en acuerdo con mi pensamiento, feliz con mi vida, como si mi cuerpo fuese aquel cuerpo dejo terminar el amanecer en mí, tal un dios griego.