Revista Diario

17: Siempre tendras plastilinas...

Publicado el 07 agosto 2012 por 160

17: Siempre tendras plastilinas...

Pensando mientras mis padres se alistaban para salir...


La noticia me cayó como un baldazo de agua fría. Según una Ordenanza Municipal, todas las galerías ubicadas en el Centro Histórico de Lima, deberán ser reubicadas en los próximos meses. Eso incluía obviamente a la tienda que desde hace una semana vengo decorando con mucho afán con el objetivo de inaugurarla a fines de este mes. Sabía sobre la reubicación, me lo habían advertido, pero no pensaba que sería tan pronto. Eso por supuesto me generará dos problemas: el primero, no me puedo endeudar demasiado comprando maquinarias de imprenta tan caras pues es probable que ya en octubre empiece el proceso de reubicación. El segundo, de lograr comprar dichas máquinas, no me dejarán ingresarlas al Centro Comercial, pues ahora se ha prohíbido eso también.
Sentí que la situación era de muchos riesgos, así que me tomé el día para pensar qué hacer. Fue por ese motivo que decidí salí a comer con mi familia, para despejarme y además porque hacía mucho tiempo andaba antojado de conocer el sabor del famoso "Tacacho con Cecina"(se escribe así, ¿verdad?) y del jugo de aguaje. Mi madre vivió un tiempo de su niñez en la selva, por lo que siempre que nos habla de su comida, le entra una nostalgia increíble. Siendo así, me daba muchas ganas de conocer esos sabores e ir a un restaurante de la selva.
Llegamos al restaurante y todos hicimos nuestros pedidos. Lo malo era que sólo había una chica en el local de 3 pisos (O_O!). Era ella sola atendiendo a todas las mesas y lamentablemente, no todos eran amables con ella y la pobrecita se confundía con facilidad. Se le notaba nerviosa, parecía que eran sus primeros días allí. Mis padres a veces no se dan cuenta de esos detalles y luego de media hora de espera por nuestros platos, comenzaron a hacer lo mismo que el resto de comensales: hostigarla aún más. Tuve que pararme firme delante de ellos para hacerles notar su increíble poca consideración con la pobre. Al fin y al cabo, no era su culpa que la dueña del local no contrate a más personas para atender a la cantidad de gente que estaba almorzando.

17: Siempre tendras plastilinas...

El almuerzo...

Finalmente trajeron nuestra comida y todos comenzamos a, literalmente, devorar los platos. La verdad, la comida estuvo genial, me encantó, en especial el jugo de aguaje (¡DIOS! ¡una delicia!). Minutos después, al ver que no me traían las servilletas que pedí, decidí bajar personalmente a traerlas, pensando tal vez que así ayudaría a la mesera. Al bajar, me di cuenta que no solo la pobre era acosada por los comensales hijosdeputa, sino que también por otra mujer que parecía ser la dueña y que la trataba peor que a un animal. Cuando pedí la servilleta, otra chica que también estaba allí atendiendo, me preguntó porqué bajé a pedir la servilleta y no se la pedí a la mesera, haciendo un gestito de asco mientras se refería a ella. Indignado por su actitud le respondí molesto: -"Porqué me da la gana y por qué la señorita no es un pulpo como para atender a tanta gente".  Se quedó callada, seguro puteandome por dentro, pero callada.
Regresé a mi mesa y sentí que prácticamente me habían arruinado el almuerzo. Sabía que ese tipo de explotación existía. He hecho varios proyectos de difusión con la Defensoría del Pueblo sobre la trata de personas y la explotación a jovenes de zonas rurales, pero nunca me había topado con un caso frente a frente. Todo se había quedado en un diseño, en un folleto, en un video, pero nunca trascendió eso.  No sé cual sea la historia de la muchacha, pero luego de haberme documentado con tantos casos sociales, y de conocer todas las formas de explotación existentes, mil terribles ideas rondaron por mi cabeza.
En honor a la verdad, no supe qué hacer. Si me acercaba a ella, podría asustarla. ¿Qué le diría? "Amiga, no dejes que te maltraten, denuncialos", sabía que eso era lo que debía decirle, pero al mismo tiempo, sabía que no siempre es tan facil como parece. Yo, siendo explotado, diría NO, porque tengo una casa donde ir, una familia que se puede mantener sola y no depende de mí, y un lugar donde ir si me quedo sin chamba. Ella, ella... es casi seguro no corre la misma suerte, como sucede con tantas personas en la actualidad que se someten a esa explotación.
Tal vez pensé demasiado las cosas. Tal vez, porque al salir a buscarla, ella ya no estaba allí. Al parecer la habían mandado a comprar a quién sabe donde. Me acerqué a preguntar por ella a la otra joven que estaba en caja (a la del pulpo), pero no me dio razón alguna y de inmediato me miró con cara de "Este se la quiere tirar, seguro". Esperamos un rato en el estacionamiento, pero mi familia quería ir a otro lado y no entendía porqué me empeñaba en esperar. Sabía que no me entenderían, así que prometí volver en cualquier momento, esta vez, con las palabras correctas que de verdad puedan ayudarla.
Y surgió una idea...

17: Siempre tendras plastilinas...

Camila: "La campaña"

Tras lo ocurrido, me sentí algo apenado, pero al mismo tiempo, recordé que cuando estaba acabando la Universidad, participé de un concurso de cortometrajes organizado por CHS Alternativo, una ONG que trabaja con temas de Trata de Personas y explotación. Desde siempre me impactó ese tema, así que decidí participar a como de lugar. Preparé un guión formidable, con todos los detalles posibles para hacer EL cortometraje. Alquilé luces, cámaras especiales, contraté extras y una buena cantidad de elementos para lograr ganar a como de lugar. Cuando todo parecía estar fríamente calculado, los 12 actores que había contactado, me fallaron. Ninguno asistió a las grabaciones y faltando 1 semana para la fecha límite, era IMPOSIBLE presentar ese cortometraje. Me sentí muy frustrado, muy deprimido. Pero el desanimo no me duró mucho pues pronto recordé que hacía un par de semanas, había empezado a jugar con mi cámara de video, haciendo toma tras toma de un muñeco de plastilina, al que le daba movimiento con mis manos y que al juntar todas las tomas, lograba una minipelicula. Había descubierto sin proponérmelo, la técnica del Stop Motion.
No lo pensé dos veces, sabía que para hacer una animación así, no necesitaba contar con nadie más. Yo solito podría lograrlo. Me puse las pilas y me amanecí esa noche trabajando en mis muñequitos, la escenografía y un argumento que me vino en un momento de inspiración extremo: Se trataba del hecho de que las personas, para los tratantes, se convierten en simples cosas, pierden su valor cómo humanos. Así que la idea fue fácil retratarla en plastilinas.

17: Siempre tendras plastilinas...

Recibiendo el premio

El resultado fue "Salvemos a Camila, animación con la cual gané el Primer lugar del concurso, lo cual me valió el reconocimiento de mis profesores, amigos y autoridades universitarias, pero sobre todo, me ayudó a seguir construyendo esa confianza en mi mismo que tanto necesitaba.
Confieso que este blog me está sirviendo de mucho. En circunstancias cómo las de hoy, en las que mi sueño de ser empresario se empezaba a desmoronar, me reencontré con un tema que me ha sensibilizado toda la vida y que me ha dejado una tarea pendiente (buscar de nuevo a esa "Camila" que no pude salvar hoy) y por otro lado, me ha demostrado que si no tengo posibilidad de adquirir grandes máquinas y equipos de primera para mi tienda, ¡siempre tendré plastilinas!.
#147 Antes de tí:  "Camila" ( prometo averiguar tu nombre). 

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