Si tuviera que describiros una foto de la primera semana de Agosto sería muy sencillo. Sería mi espalda apoyada en el respaldo de un sofá y unos ojos clavados al ordenador, como si quisieran hacer magia y ese Skype sonara con su típica melodía. Nada más. Ese era yo durante toda la mañana, y a veces gran parte de la tarde. Skype era el único medio por el que quizá me llamarían y tenía que estar atento. Así, mis mañanas se reducían a levantarme, sentarme y clavar mi mirada en mi portátil, que empezaba a sentir el mismo sentimiento de hastío y desgana que yo emitía hacia él.
Pero todo tiene un límite. Todo. En aquellos momentos hablar con Nuri era lo que me reconfortaba y me daba fuerzas para seguir creyendo que aquello aún podría salir bien. Sinceramente muchas veces nos intercambiábamos los papeles de medicina telefónica cuando alguno de los dos se derrumbaba porque no podía esperar más. Nos dábamos ánimos y nos prometíamos que tenía que salir bien, que el esfuerzo y todo lo que habíamos apostado para aquello tendría que dar su fruto tarde o temprano. Pero la realidad es que ahora estábamos abandonados y el teléfono no sonaba.
Un día sin dudarlo ni un momento y habiendo advertido a Nuri el día antes di un ultimátum a J., para que me llamase. Me dije que si al día siguiente no llamaba, llamaría yo Fuese a Noruega o a la conchinchina. Como era de esperar ese día pasó sin ser muy diferente de los anteriores, así que al mediodía me decidí a llamar. J. descolgó el teléfono y cuando supo que era yo le empezó a temblar la voz como si estuviera nervioso. Igual sabía la que le podía caer encima. Para los que me conocen sobra aclarar que soy una persona muy tranquila y que si algo me sobra es paciencia pero repito, todo tiene un límite.
Le pregunté qué tal iba todo, pues estábamos casi acabando la segunda semana de Agosto y aquello no avanzaba. La respuesta de él fue que había dos personas que había que colocar antes que nosotros, porque aún no lo habían logrado. Me enervé. Comencé diciéndole que había perdido trabajo por culpa suya, ya que de saberlo podría haber trabajado un par de meses en Tenerife, con lo que podría haber ahorrado algo de dinero para viajar a Noruega, en lugar de estar en un sillón sin hacer nada y casi perdiendo dinero. Dicen que los tranquilos cuando explotan pueden ser peores que los nerviosos o más eufóricos. Creedlo. Me sorprendí a mí mismo de la forma en que mis palabras salían de mi boca, pero es que ya estaba muy harto. Pero lo mejor viene ahora. El se limitó a contestarme que aquello estaba muy difícil, que tardarían más, que había que colocar antes a otras dos personas pero que aún así nosotros éramos los siguientes y que no me preocupara. Increíble, le dije. Me sugirió que me buscara trabajo mientras me llamaba porque igual tardaba un poco. Ésto último me envenenó. Creo que si lo hubiese tenido delante lo hubiese despellejado. ¿Acaso crees que es fácil encontrar trabajo en España con la situación actual y más si cabe en Agosto? Me acabas de fastidiar (por ser light) el trabajo y lo que podría haber ahorrado. Solo un lo siento fue lo más considerado que escuché en aquella conversación aunque no lo aceptara ni creyera. Me ofreció que si quería dejar la empresa que podría hacerlo y no me cobrarían la cláusula (creería a lo mejor que lo iba a hacer). Le respondí que me había dejado con una mano delante y otra detrás sin saber qué hacer y que lo solucionara. Quería ir a Noruega costase lo que costase. El me dijo que en unas semanas me llamaría y a ver si todo se arreglaba. Le dije que llamara a Nuri que la tenía olvidada con esto de que éramos pareja y que ella también necesitaba hablar con él, no solo yo. Afirmó y se despidió.
Lo siguiente que hice fue llamar a Nuri y contarle todo, y decirle que J. la llamaría en unos minutos. Colgué y esperé a que ella me devolviera la llamada después de su conversación. Ella estaba igual de enfadada que yo así que a J. le volvería a doler la cabeza y los oídos otro buen rato.
Lo primero que se me ocurrió mientras esperé fue meterme en mi ordenador y después de minimizar Skype con gran enfado, buscar vuelos, buses o lo que sea para ir a Asturias (coche descartado por la gasolina, etc..) Sin más, en menos de 30 minutos había descubierto que la mejor opción era ir en bus, una paliza de 12 horas pero que merecería la pena para los dos. Le dí al botón mágico de comprar y en dos días viajaría a Asturias pero de sorpresa. La hermana de Nuri se convertiría en mi cómplice (siempre necesario para estos menesteres).
Nuri me devolvió la llamada enfadada como es lógico, pero con un tono de "esto ya lo sabía". Lo que sí dejamos claro es que ese no era un momento para hablar por teléfono sobre qué íbamos a hacer después de aquella noticia. Lo que sí nos repetíamos era que necesitábamos estar juntos y aliviar todo esto abrazándonos en vez de escuchar nuestras voces por un teléfono. Yo con mi billete ya comprado le insistía en que no podía ir, ya que la economía empezaba a escasear y no se podían hacer grandes gastos, que esperáramos un poco. Reconozco que mantener esta sorpresa en secreto me costó un poco pero me alegro porque el resultado no pudo ser mejor.
Mi hermano, que en verano acostumbra a levantarse algo más tarde de lo normal (como casi todos), recibió la noticia y solo asintió riendo como diciendo estás loco pero me parece bien. A mi madre no le dí tiempo a que me saludara cuando llegó a casa al mediodía ya que simplemente le dije que me iba a Asturias en dos días. Lo entendió y me puse a hacer las maletas.
A los dos días, a las 8 de la mañana me estaba montando en aquel bus rumbo a Madrid sin pensar en todas las horas que aún me quedaban por delante, solo quería llegar. El viaje en general fue muy bien. Seguí manteniendo parte de mi rutina diaria en el asiento del bus para que Nuri no sospechara y de hecho no sospechó. Tras coger el bus camino a Oviedo desde Madrid emepecé a recibir whatsapp de Vero, la hermana de Nuri, preguntando qué tal el viaje y que ya tenía todo programado para que la sorpresa saliese bien. Así, rozando las 9 de la noche entré en las Estación de Autobuses de Oviedo y ver a Vero fue como ver el cielo, significaba que había llegado y que todo estaba más cerca.
Cuando entré por la puerta del piso de Nuri con su hermana ella se quedó en blanco, emitía una sonrisa nerviosa de alegría, casi en shock. Aún lo recuerdo y me pongo nervioso. Lo más importante de todo era que estábamos juntos.En este viaje no había norskkurs ni nada que me impidiera disfrutar de esa gran tierra que es Asturias. Así, pasé muchos días descubriendo playas preciosas, fiestas geniales o excursiones inolvidables como bajar el Río Sella, algo que tenía ganas de hacer desde hace mucho. Siempre con buena compañía. Lo pasé realmente bien. Pero como os decía, todo tenía un cierto sabor amargo, aún tenía la espinita de estar disfrutando todo aquello y que también me servía para evadirme, pero que por culpa de todo lo que estaba pasando, no podía saborearlo como quisiera. Mi cabeza inevitablemente estaba en todas las noticias recibidas, todo lo mal que había salido todo hasta ahora, no había trabajado por culpa de la empresa.... esto hacía que no disfrutara como es debido, y siempre faltaba algo pero era yo y no el resto. El resto estaba genial, todos me apoyaban y daban ánimos y me sacaban de mi cabeza esas ideas para que no pensara y disfrutara, y la verdad es que lo conseguían casi siempre, pero había veces que mi agobio y mi tontería me hacían caer de nuevo. Pero ahora escribiendo estas líneas, sólo recuerdo los buenísimos momentos que pasé con Nuri y su familia en aquel día del Bollu, de todo lo que hicimos Isa, Falle Nuri y yo, risas con los amigos de Nuri y las conversaciones con ella que me ayudaron tanto. Eso de alguna forma me reconforta.
Pasada una semana o casi dos de estar en Asturias, llamamos a J. viendo que él no se dignaba a hacer tal cosa. De forma bastante apresurada me contestó que después del fin de semana, como mucho el martes, nos llamaría con una buena noticia. ¡Madre mía! ¡Al fin algo en condiciones! Pero no lo creíamos del todo así que no lo divulgamos vaya que saliera mal.
En efecto, un martes al mediodía nos llamó y nosotros nerviosos nos fuimos a la habitación para intentar estar más tranquilos. Puse el manos libres del teléfono. La conversación fue corta, simplemente J. nos anunció que dejaba la empresa. Yo le contesté que si esa era la buena noticia, porque empezaba a notarme un infarto, y el me contestó que sí porque esa empresa no era de fiar y se iba, pero que realmente la buena noticia era que nos tendría en cuenta para otra empresa que iba a formar con M. y que si les dábamos de nuevo nuestros CV nos llamarían en pocas semanas. Qué queréis que os diga, nos quedamos helados. Simplemente rompimos ahí con él y por supuesto con la empresa. Le dijimos que lo pensaríamos, aunque los tres sabíamos que eso ya no prosperaría. ¿Os imagináis cómo nos sentíamos? ¿Esa era la buena noticia? La verdad es que paso de poner ciertas palabras aquí en mi blog, pero dejo que vuestra imaginación vuele y lo rellenéis vosotros. ¿Qué haríamos ahora? A lo mejor ahora entendéis por qué me sentía así muchas de las veces que hacía cosas fuera de casa.
Entre tanto, Neda, Sharo y Gustavo, volvieron a dar señales de vida. Por lo visto estaban negociando con otras empresas (DC se portó fatal con ellos también). Nos dijeron que no nos preocupáramos ya que todo estaba cerca de una negociación con alguna de ellas, y como nosotros teníamos todos los papeles en regla y el idioma, todo sería más fácil. Aquello era como agarrarse a un clavo ardiendo, pero pocas posibilidades quedaban sino. Tras hablar con J., llamamos a Neda y ésta nos prometió que nos tendría en cuenta y que estuviéramos pendientes en los próximos días. Sí, esto siempre funcionaba igual: "espera y confía en mí".
Por otro lado, muchos de los alumnos se empezaron a buscarse las habichuelas por su cuenta y nos fuimos enterando de que en Noruega había más empresas que se dedicaban a lo mismo que DC y que eran más serias. Llegamos a inscribirnos por internet en una de ellas, pero cuando nos llamaron no les debió gustar nuestro nivel de idioma porque jamás tuvimos más noticias de ellos, sólo los correos que recibíamos con ofertas, pero lo recibían todos los adscritos.
Al fin tuvimos respuesta de Neda, que nos dijo que había tratado con una empresa, lo único que ésta quería una muestra de que estábamos preparados, así que mandarían a una persona y si le iba bien todos los contratos correrían como la pólvora. Fue una gran noticia sin duda, y en ellos confiábamos, siempre estuvieron de nuestro lado en los momentos finales del norskkurs. El alumno fue Rafa, que estaba en mi grupo. Para mí quizá el alumno más aventajado y, sin lugar a dudas, le fue bien. Con esto, nos dijeron que todo estaba muy cerca y que tuviéramos un poco más de paciencia, que sabían que no era fácil, pero nos pedían un último tirón. Y así lo hicimos.
En todo este revuelo de salidas, excursiones, decepciones, medias alegrías y noticias llegamos al final de Agosto, ese mes agridulce que os anunciaba. Yo aplacé mi estancia en Asturias en dos ocasiones, y la última decidí que sería después del cumple de Nuri, el 1 de Septiembre, por lo que el 3 de Septiembre volvería a Granada, de nuevo. El cumpleaños de ella fue estupendo, lo pasamos en grande. No cambiaría aquella sonrisa por todo el oro del mundo. Pero siempre llegaba y esta vez no iba a ser menos, había que despedirse, sólo que ésta vez cambiamos el discurso y no nos dijimos nada de lo anterior, sino: "Todo está más cerca, lo sé". Y había algo de verdad en aquello.
Así, rumbo al sur y con los paisajes asturianos decorando mi autobús, empecé a mirar mi móvil al poco rato de iniciar la marcha como de costumbre. Abro el mail y veo un correo de Sharo con un archivo adjunto que pone contrato.... pero el maldito 3G me estaba fallando justo en ese momento, y no podía ni verlo ni mucho menos traducirlo en condiciones. Se lo mandé a Nuri y la llamé nervioso. ¿Lo has recibido? ¿Qué significa? Llámame cuando le eches un vistazo. Y esperé que me devolviera la llamada.
Ahora vosotros debeis esperar a la siguiente entrada........ ¡Hasta la siguiente!