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1984. George Orwell. Terrible exaltación del amor.

Publicado el 13 diciembre 2009 por Feliperodriguez

Si he abierto este blog es para poder hablar de este libro en primer lugar. Es, sencillamente, la obra que más me ha impresionado. Hace semanas que la he terminado, y todavía pienso en Winston, Julia, el Gran Hermano, el IngSoc... Y no se me quita la idea de la cabeza de que pudiera llegar a ser humanamente posible lo que Orwell nos propone en esta novela imprescindible.

SÍNTESIS

1984. George Orwell. Terrible exaltación del amor.No voy a hacer grandes resúmenes. Sólo un breve apunte sobre el argumento esencial de la obra, así que si alguien que pase por aquí, no ha leído el libro, que no tenga miedo, que no voy a “destriparlo” en este apartado (o eso intentaré).

1984 nos pinta una sociedad totalitaria llamada a establecerse por la eternidad y en guerra perpetua, en la que existe un control absoluto de sus ciudadanos: Con telepantallas en todas partes (que emiten propaganda del Partido y vigilan simultáneamente); donde el pasado se rectifica constantemente para eliminar todo rastro del pasado más pretérito o inmediato que sea contrario a los intereses del Partido; donde cualquier simple pensamiento humano contrario a los principios del IngSoc (el amor a una persona, por ejemplo) es considerado un Crimen Mental (crimental en Neolengua); en donde cualquier intento de rebelión es erradicado desde la destrucción del propio lenguaje...

Winston Smith, es un miembro del Partido Exterior (la parte más insignificante del Partido) que trabaja en el Ministerio de la Verdad (Miniver) rectificando artículos del Times. Adquiere ilegalmente un diario en el que comienza su crimental, expresando sus pensamientos de rebelión...

IMPRESIONES Y COMENTARIOS

1984 es desmoralizadora, sobre todo. La parte tranquilizadora, es que el control que ejerce el IngSoc a través de las telepantallas, es algo técnicamente imposible. Una individualización de la vigilancia, está fuera del alcance de cualquier sociedad, incluso sometiendo este control a pequeñas muestras aleatorias de ciudadanos vigilados.

Pero la parte que me obsesiona, es el planteamiento psicológico e ideológico. Está claro que ideológicamente, el IngSoc parece que lo tiene todo bien blindado:

Hay una guerra perpetua que produce un estado general de escasez, miedo y sumisión; los excedentes del trabajo se destruyen para evitar cualquier posible aumento de nivel de vida, considerando que éste traería consigo la rebelión. El pasado se modifica constantemente y el lenguaje se va destruyendo progresivamente hasta ser reducido a la mínima expresión, con el fin de borrar cualquier palabra, hecho o existencia contraria al Partido. El Gran Hermano, Goldstein, la Guerra, son inmortales. El Partido es eterno, y las personas que lo conforman son lo de menos. Lo importante es que el Partido permanece y su poder también. Es el poder por el poder.

Me aterroriza idea de la destrucción del lenguaje, pues como psicopedagogo soy consciente de que es bien cierto que el desarrollo del pensamiento está directamente relacionado con el desarrollo del lenguaje. Así que una destrucción del lenguaje sí acabaría resultando en una disminución de la capacidad y el alcance del pensamiento humano. El problema es que quienes gobernaran, también tendrían mermadas sus capacidades, a no ser que pertenecieran a una élite en la que se conservara un lenguaje completo.

La especial atención que se presta a los niños, quienes frecuentemente denuncian a sus propios padres como Criminales Mentales, y a quienes se les premia por ello y se les recluta en excursiones y actividades de exaltación patriótica, es lo más demoledor del planteamiento de 1984, ya que, de esta manera, conformarían la verdadera garantía de perpetuidad del IngSoc. No existe tampoco la familia, ni es tolerado el matrimonio con amor, ni el sexo. Toda relación humana ha de estar exenta de sentimientos, y ha de servir al Partido.

Otra cosa que me impresiona, es el paralelismo evidente entre el Partido de Orwell y los socialismos totalitarios que han existido y existen en la actualidad. Muchos decían que 1984 pretendía ser una predicción de futuro, o algo parecido. Yo creo que, sobre todo, es una advertencia de lo que podría llegar a ocurrir a largo plazo si triunfa un socialismo totalitario como el soviético o el chino, de tipo stalinista. O también puede ser aplicable al propio capitalismo, ya que el signo político es lo de menos, cuando lo principal es el control social para perpetuar el poder. O al menos, es una ensoñación terrible que nos hace pensar en que algunas ideas no pueden ser buenas para la Humanidad.

Lo que sí es cierto, es que en la actualidad existe un régimen muy parecido. Y en este caso, es pura realidad, por desgracia: Estoy hablando de la dictadura comunista de Corea del Norte, la cual cumple, punto por punto, la mayor parte de las características del "colectivismo oligárquico" descrito por Orwell.

La historia personal de Winston y Julia, emociona en todo su recorrido. Primero por lo intenso y lleno de vida y esperanza de su -en realidad- tan ingenua rebelión. Después, por la sensación de que, al menos, se tienen el uno al otro en los sentimientos; tienen su amor, aunque no estén cerca. Pero, finalmente, hasta esto les consigue arrebatar el Partido, para sustituirlo por amor al Gran Hermano.

Ando dándole vueltas al doblepensar. ¿Sería realmente posible un lavado de cerebro como el que hace sistemáticamente el IngSoc? ¿Sería verdaderamente posible que una mente humana viera que dos y dos son cinco, si el Partido así lo afirma? ¿Sería posible ver, al mismo tiempo, que dos y dos son cuatro, pero no reconocer la contradicción como tal y aceptar la verdad y olvidar instantáneamente la realidad externa?

¿Es el ser humano infinitamente maleable, como dice O'Brien? Yo creo que no, pero lo terrible sería que sí lo fuera. En mi opinión, un lavado de cerebro que tratase de inculcar el doblepensar, lo único que conseguiría es destruir la mente humana, pero en su totalidad. Crearía un trastorno severo, en el que la lógica ya no tendría lugar, y por tanto se conseguiría una persona destruida totalmente en su identidad y capacidad. Pero no parcialmente; no creo que se pueda anular sólo algunas parcelas del pensamiento ni de las personas de la manera que nos propone Orwell. Y el resultado posible no tendría ninguna utilidad, ningún sentido, y las consecuencias serían caóticas. Pero por si acaso, este libro nos enseña a estar atentos a cualquier intento de condicionamiento psicológico hecho con fines políticos o sociales.

EN DEFINITIVA

En definitiva, 1984 es una obra imprescindible. Hay un antes y un después de leerlo. Es una de esas cosas que, a pesar de que es terrible y deja mal sabor de boca, es de una belleza e intensidad muy grande.

1984 es una obra que engrandece hasta el infinito las pequeñas cosas importantes de la vida. Es una exaltación del amor, del ser humano y de sus sentimientos, y de lo horrible que sería una sociedad en la que hubiera que prescindir de estos por un supuesto bien común.


Orwell nos enseña magistralmente a no dejarnos engatusar por ninguna corriente llamada a establecerse por completo, pues con independencia de los ideales que preconizase, una vez alcanzados plenos poderes, su dominio podría derivar en una oligarquía terrible que pusiera a la Humanidad a merced de cualquier propósito; incluso en contra de su propia naturaleza, como es en este caso. No nos sobran ejemplos en la Historia, además, como para no tomarlo en serio (los absolutismos y el oscurantismo practicado por el cristianismo medieval, el feudalismo, los liberalismos sin límites ni garantías sociales, los fascismos modernos, el terrorismo, los nacionalismos ademocráticos...)

Hoy en día, aunque en menor medida, también podemos encontrar múltiples caracteres en nuestra realidad social occidental, incluso dentro de nuestros queridos regímenes democráticos, similares al uso del doblepensar, y a la modificación e invención del lenguaje con intereses políticos. Una web muy buena, que se encarga de denunciar este hecho en la sociedad moderna y confeccionar un nuevo "diccionario de neolengua", es www.newspeakdictionary.com (en inglés).

DÓNDE ENCONTRARLO

Leído en mi Palm TX con Palm Fiction.
Es un libro fácil de conseguir. En internet lo puedes adquirir gratuitamente en PDF y en DOC (Word) principalmente.
Sitios recomendados: www.librodot.com

APÉNDICE: LA PELÍCULA.

Mientras leía el libro me invadía, en ocasiones, un pensamiento: “Deberían llevar este libro al cine”, “¿habrá alguna película de este libro?”. Cuando lo terminé, lo primero que hice fue buscar en internet, y me llevé la grata sorpresa de que, precisamente en 1984, se había realizado una excelente adaptación cinematográfica de la novela de Orwell.

Impresiones de la película

Antes de nada, debo decir que es imprescidible leer primero el libro para poder disfrutar de esta película. Más que nada, porque de otro modo se puede hacer un tanto caótica e incomprensible. Sin embargo, si se ve habiendo leído la obra primero, como fue mi caso, el resultado es excelente.

El film nos presenta los principales aspectos de la historia de una manera muy fiel, aunque alterando algunos detalles y omitiendo muchos otros, como es comprensible. La contextualización está muy lograda, y el ambiente que se respira es una continuación del que se respira buceando en la lectura.

1984. George Orwell. Terrible exaltación del amor.

Lo mejor de la película es la música. No sólo está a la altura: El himno de Oceanía, es el mejor himno posible que pudieron componer. Es emocionante y de una grandeza y belleza tremenda, que contrasta brutalmente con la realidad de la sociedad plasmada en la obra. Es una composición original de Dominic Muldowney, que hace saltar las lágrimas al espectador del film cada una de las veces que la escucha (y la película comienza con los dos minutos de odio, que culminan con el himno). El himno recuerda (y supongo que así lo pretende), por su ritmo y cadencia musical, al himno de la Unión Soviética; otra composición de gran belleza. Esto hace que la emoción en el espectador sea más grande, pues consigue que se encuentren sentimientos contradictorios. Por un momento, uno sería capaz de pasar por alto todos los males del IngSoc y sería feliz escuchando y cantando ese himno durante el ritual multitudinario ante la telepantalla. Si pretendían mostrar cómo se puede conmover a una sociedad con patriotismo, en esta película lo han conseguido reflejar a la perfección.

Puedes ver en Youtube los primeros minutos de la película, y así comprobarás por tí mismo de qué estoy hablando:

http://www.youtube.com/watch?v=J7Kznmrc3o4

(en inglés): Los dos minutos de Odio y el Himno de Oceanía. A partir del minuto 4:10 empieza el himno.

Otro aspecto brillante de la película es la elección de los actores y su interpretación. Winston (John Hurt), Julia (Suzana Hamilton) y O'Brien (Richard Burton), son perfectos. No me los imaginaría mejores. Sus expresiones estan muy cuidadas, y tanto su aspecto físico como sus personajes son muy fieles a las descripciones de Orwell. Y el Gran Hermano, la imagen fija del actor Bob Flag, es el mejor Gran Hermano que habría imaginado. Viendo los primeros minutos del film, el espectador puede emocionarse fuertemente, al ver plasmado con tanta coherencia y precisión en imágenes aquello que imaginaba leyendo.

Los momentos más desagradables son atenuados levemente, así que no sufriremos demasiado al ver materializadas algunas de las torturas de Winston. Y tampoco veremos su muerte, aunque el final es más poético y trascendental del modo en que nos lo presenta esta excelente adaptación al cine.

Sin duda, tan imprescindible es leer el libro, como luego ver la película, pero sólo en este orden. Nunca al revés.

1984. George Orwell. Terrible exaltación del amor.

FICHA TÉCNICA DE LA PELÍCULA
Virgin Productions
110 mins./Color
Dirección: Michael Radford
Intérpretes:
John Hurt (Winston) Richard Burton (O'Brien), Suzanna Hamilton (Julia)
Autor novela George Orwell
Guión: Jonathan Gems/Michael Radford
Cinematografía: Roger Deakins
Musica: Dominic Muldowney, Annie Lennox (una cannción), David A. Stewart (una canción)
Producción ejecutiva: Marvin J. Rosenblum


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