En un plano aparecía la madre de Travis conduciendo, casi 25 años más joven. "Fíjate cómo conducía, sabía hacer cosas. Ahora no sé hacer nada, soy una inútil" decía su madre mientras apoyaba su cabeza en una de sus manos temblorosas. "Mamá, no eres una inútil, sólo has perdido práctica". Sus intentos de animarla sabía que eran en vano. No le gustaba envejecer y era consciente de sus limitaciones. Su madre no respondía al concepto de ancianos vitalistas, al estilo del viejo ese del anuncio de Ikea que va con una silla por todo el mundo, o el entrenador personal del imbécil de Aznar, ese que casi se abre la cabeza en un programa tratando de demostrar su vitalidad. Pero tampoco está senil en una silla de ruedas, ni postrada en una maldita cama de hospital enganchada a máquinas que fuerzan su vida más allá del dolor. Ella en el fondo se sentía tranquila en casa. Pero al verse ahí, más jóven, con otro pelo, un cuerpo menos castigado por el tiempo, se sentía muy lejana y abandonada a la inevitable vejez.
En un momento del video, durante una fondie en la casa de Elena, aparecían los perros que entonces tenían. "Qué pena esos perritos, hace tanto que murieron". En el video también salían varias amigas de su madre, que también fueron murieron en estos años. Y su tía, también fallecida. Pero ahí están en la tele riéndose a carcajadas, respirando toda la vida del mundo, caminando y posando delante de la cámara, imitando a presentadores de informativos, disfrutando de la carne, las salsas, la queimada y los chistes del marido de Elena. Luego empezó la parte del primer viaje a Galicia, en verano. Estaban en la antigua estación del norte junto con la familia de Elena. El padre de Travis seguía grabando detalle, un perro que pasaba, los coches entrando en los vagones portacoches, los carteles del destino del tren, ruedas, raíles, camarotes, un pájaro, los grafittis a la salida de la estación. En el viaje en tren también salía Travis y su hermana. Ella risueña y cariñosa. Él serio, incómodo, tímido. Entonces llamaron a la puerta, venía la hermana de Travis con sus hijo y su marido para comer con la familia, como casi todos los domingos. Así que apagaron el video para poder seguir viéndolo más adelante. Y todo volvió de repente a la realidad, 25 años después.