No puede ser me decía, al sentarme hipnotizado por las imágenes tétricas y la sentida guitarra de Brian. Yo negaba la evidencia. Seguro que es alguna parodia, una provocación típica de su carácter indómito. Pero en realidad era una sonrisa más de su irreverencia. Un homenaje a sí mismo. Una burla a la muerte y a los que nos quedamos aguardándola.
El primer tema que escuché en una discoteca fue "Another one bits the dust". Es algo así como la banda sonora de mi salida de la infancia. Me estremezco de gusto al notar como mis recuerdos siguen vibrando igual que el bajo en mi pecho, tu voz en mi cabeza y tu eléctrica imagen sacudía mi cerebro.
Tras 20 años sólo quedan buenos recuerdos. Los malos pesan demasiado para arrastrarlos y quedan lejos, abandonados en el camino. Ahora sólo resta la insatisfacción de no haber podido disfrutar de tu energía en un concierto y hasta en eso estás libre de pesar pues es culpa mía.
Freddie Mercury, un fenómeno que al irse nos privó de muchas otras canciones e interpretaciones tan extraordinarias como las que dejaste para nuestro disfrute. Te fuiste brillando como una estrella en su máximo esplendor y los rescoldos de toda esa luz todavía llenan de energía el pecho de los que te escuchamos.
20 años no son nada decía otro genio, y es cierto: no son nada; pero sin alguien tan grande, son todavía menos. Gracias. Disfrutemos: