Pero, ¿se pueden detectar éstas explosiones?, ¿qué tan frecuentes son?, ¿que efectos provocarían en la sociedad actual? Vamos a analizar las respuestas:
¿Cada cuánto tiempo se producen estas erupciones?
En efecto, son las erupciones son corrientes en nuestro Sol, el cual tiene ciclos de unos 11 años (En una entrada anterior también hablamos sobre estos ciclos) en los que llega a lo que se conoce como actividad máxima solar. Es éste momento cuando hay más posiblidades de que una CME provoque graves desperfectos en la superficie de la Tierra.
En 2001 hubo bastante actividad en nuestro Sol que se redujo en 2005, y este año está volviendo a despertar. Haciendo cálculos, la cultura Maya no iba tan desencaminada.
¿Se pueden detectar?
Un pequeño grupo de manchas negras embebidas en el gigantesco Sol traen de cabeza a los astrónomos. Cada cierto tiempo, a nuestra estrella le empiezan a salir estos lunares, que enfurecen y lanzan al espacio una enorme cantidad de radiación que golpea la Tierra. Y aunque parezca una ironía, las manchas solares son signo inequívoco del aumento de la actividad magnética del Astro Rey.
¿Cómo se miden y clasifican?
Profundizando un poco, para que nos hagamos una idea, las erupciones solares se clasifican como A, B, C, M o X dependiendo del flujo de rayos X (en vatios por metro cuadrado, W/m2). Dentro de una clase hay una escala lineal de 1 a 9, así que una erupción X2 tiene dos veces la potencia de una X1, y es cuatro veces más potente que una M5. La erupción más grande jamás registrada sucedió el 4 de Noviembre de 2003, que al principio se la clasificó como una X28 (2.8 mW/m2). Sin embargo, los detectores de GOES quedaron saturados durante el pico de la erupción, y actualmente se piensa que realmente estuvo entre X40 (4.0 mW/m2) y X45 (4.5 mW/m2).
No obstante, se cree que la erupción más poderosa de los últimos 500 años sucedió en Septiembre de 1859, observada por el científico Richard Carrington, que dejó cuenta de ello y así se le conoce Evento Carrington.
¿Cuáles serían las consecuencias?
Para empezar, todo depende de si el impacto de la erupción es directo a la Tierra, pero algunas de las posibles causas serían que los satélites no preparados para ésto, se quemarían ante el chorro de partículas de alta energía. Por otra parte, el chorro también podría penetrar en los vuelos comerciales que viajen a gran altitud, lo que afectaría a la salud de la tripulación y de los pasajeros debido a la radiación. También quedaría mermada la capa de ozono, que disminuiría sobre todo en las regiones polares.
Como en otras ocasiones quedó patente, se verían auroras (como la de la foto de introducción) a latitudes tan bajas como Madrid, las brújulas se desviarían varios grados... Aunque hoy en día nos dejamos llevar por nuestro GPS, sin embargo, sin satélites, dejarían de funcionar, al igual que podrían quedar afectadas las telecomunicaciones. En un mundo conectado como el de hoy, esto sería un caos.
Ahora la pregunta es ¿estamos preparados?.
FUENTES: [1] [2]