Revista Literatura
El Fuego del sol derrite la cera, el resto de oro, la mitad se ha evaporado, hace demasiado calor porque hace fuego en todas partes. Hemos congelado el brindis para derretirlo otra vez con las marcas del herrero incandescente a fuego a fuego a fuego metálico, la señal plateada.
Eso que era ayer tan importante ahora no tiene relevancia alguna, lo que debía recordarse ahora se ha olvidado, ayer eran 4 grados, hoy 14, darse en la cabeza con el techo del infierno y resbalar por el suelo del cielo con unos tacones rotos. Eso que no nos importa será lo importante; eso que no echamos de menos será lo que se añore al final; aquello que se finge tomar a broma, una tontería más, será lo serio.
Una y otra vez repasamos las junturas impermeables con silicona, no cabe ni un alfiler porque no hay roturas en el molde o en las esquinas, quien de verdad lo sabe siempre lo supo, desde el principio de los tiempos, oro en todas partes, plata en todas partes.Y el Fuego inagotable.