No echaré de menos la injusticia que licua a los débiles.No dejaré abierta la puerta trasera por la que se cuelanlos malos presagios y las agonías lentas.No venderé al mejor postor las palabras inmaculadas.
Tamizaré los errores, elegiré los aciertosy no buscaré la estrecha víade los malos momentos de un año que expira manchado de sangre.
No añoraré, no añorarás el brillo vacuo. Ni los días fatuos,ni las mentiras a propósito. No ambicionéis el frío del oro.Hagámonos fervientes discípulos de la religión de los abrazos.
Abramos la ventana a la esperanza, a las gentes de bien,a que el aire frío llene la casa de oportunidades.Abramos el grifo de la utopía para que la abundanciainunde los cajones vacíos de quienes respiran, cenany sueñan desdicha.
Que el año que entra no nos llene de hipocresías inútiles.Haz, haced pequeñas migas de bondadpara que podamos hallar un camino hacia la cordura.Quiero que luzca la risa asomada al balcón del 2018.
Por ti, por mí y por el mundosubamos la invisible escalera de la tolerancia.Peldaño a peldaño tejiendo infinitas redes de humanidad.
Te deseo, os deseo y me deseo feliz para el nuevo año que ha de llegar