Revista Literatura

21

Publicado el 09 febrero 2011 por Manueljesusluisrodriguez

El vampiro
  Qué fácil sería así, como la noche duerme sobre aquellas azoteas, cuando yo era niño, tenderme sobre la tierra, con su paz tranquila, y su nocturna calma, jamás perecedera; porque tiene la noche calma distinta al día, como también distinta su agitación y fiebre.
  Pero junto a aquel tiempo de la infancia aquella calma, aquel sosiego, también es ido. Todo se lo lleva cuando crecemos. Y empiezan los besos a ser espinas, y un abrazo es sólo algo que antecede a las lágrimas. Mas al fin tanta hormona va cediendo, aunque sus huellas guarde, visibles o invisibles, para siempre en sí mismo cuando adulto.
  No se aprende en el colegio la vida, en soledad la aprendemos, y en soledad la lloramos, y en soledad la amamos con el tiempo por encima de nosotros. Un amor para algunos inconsciente, pero de igual vastedad y calado, un amor mayor que el mundo os sostiene.
  No a mí, que humano no soy del todo, y siglos llevo alimentándome de vosotros, sangre que también para mí es vida, si vida se puede llamar a esto. Para siempre recluido a las sombras.
  Con el tiempo he aprendido a amar la luz del día, y a la luz que llevais en el pecho; cientos de años me he alimentado de vosotros no por el hambre, sino por la envidia, sin saber que yo también era humano, con una misma esencia que la vuestra, un mismo deseo de amar y de ser amado.
  Más de tres mil años de vida llevan mis ojos mirando el mundo, vuestra crueldad, vuestra violencia, la sed de sangre que también es vuestra; pero también la bondad, el amor que sentís; esa inmensa capacidad de amar os redime de la culpa; si acaso culpable se os pueda llamar, no es culpable quien sólo su esencia sigue, y matar también es de vosotros.
  Una ferrea ética pensáis que os impide el asesinato del vecino, no sabeis que, sólo, vuestro amor os lo impide; milenios llevamos de convivencia, y nunca hubo amor en cada acto salvaje que cometisteis, aunque al amor apelárais con frecuencia, y lo pensárais como pretexto...
  Si sólo vuestro amor siguiérais otro mundo existiría, sé de lo que sois capaces acaso mejor que ningún vampiro; sólo algunos árboles son más viejos.
  Por eso ya es hora de acabar con todo esto, a esta no vida o no muerte quiero dar fin de una vez por todas, ahora que aprendí a amaros, no quiero aprender a odiaros. A la indiferencia siguió el amor, y es esta conciencia con la que quiero terminar mis noches.
  La soledad la aprendí con tristeza, como vosotros también la aprendeis, ahora,
sin embargo, ya aprendida, en soledad quisiera esperar a que amanezca, frente al rugido del mar, mirando el horizonte, alba que guardará el amor de mi conciencia.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog

Revistas