En tu sonrisa se mece la esperanza
de la luz en los días que vendrán
mientras creces, mi niña, y aprendes
los nombres y las flores que llegan
y se van
En tus ojos mueren las sombras
que acosan tus pasos con miedos
y mentiras
que se agotan como cenizas
en la firme brasa de ardiente mirada
En tu voz renace la niña que guardas
protegida de años y enseñanzas
que juega libre cuando habla
tu corazón tan grande
tu pasión desbordada
Y se que no soy más que un poeta
que teje alas de palabras
que se quiebran en este instante
que siente el orgullo
de verte volar
con alas propias
libres y fuertes