Hace
casi dos meses escribí un poema a quien aún no termino de conocer, pero
que resultó premonitorio: apoyo mi mejilla en su pecho, que es de otro y
es el sin embargo esperado, lo chupo, lo muerdo, lo devoro, a él que no
es él pero sí. Su cama es mi infinito, pero entonces ni lo imaginaba.
Extraño extraño azar.