Mi lunes es movidito, toca vuelta a casa. Tengo ganas la verdad, ya salí de mi zona de confort, conocí gente alucinante, vi lugares nuevos y diferentes…
Pero mientras hacía tiempo para ir a la estación me puse a leer frases, una para hoy, y descubrí esta:
“Ni siquiera un Dios puede cambiar en derrota la victoria de quien se ha vencido a sí mismo.” – Buda
Cuando la leí, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Es la frase perfecta que define lo que yo siempre intento explicarles a aquellos que se sienten sin fuerzas para seguir adelante.
La derrota solo llega cuando uno ya se ha dado por vencido, cuando ve que ya no puede más, pero como he dicho en las frases de lunes anteriores, uno no debe dejarse vencer, debe seguir luchando.
Muchos agachan la cabeza y se dejan llevar por la corriente de agua que lleva al inmenso mar. Es más fácil, es simple, relajas tu cuerpo y dejas que fluya. Pero por desgracia, eso no quita que sigas empapado de pies a cabeza. Y peor todavía, nadie va a secarte ni cambiarte de ropa para evitarlo.
Cada uno debe tomar las riendas de su propia vida, cada uno debe decidir si quiere seguir calado o no. Por supuesto que nadar a contracorriente no es sencillo, pero las vistas desde el nacimiento del río suelen ser preciosas.
Dos direcciones y dos finales muy distintos. Solo vosotros decidís qué camino tomar: la gloria o la perdición.