Amanece temprano.
La luz rompe la oscuridad como gotas de alabastro
me incorporo lentamente, pues aun estoy cansado.
Con los ojos entreabiertos, casi cerrados
miro y nada ha cambiado
en un lado el lavabo
a continuación un libro sobre el banco
en el otro extremo un camastro
al fondo la puerta, un guerrero fornido, que no permite el paso
en el otro lado la ventana, mostrando el cielo enrejado.
Me aseo un poco, me visto y me calzo
el guerrero se aparta cediéndome el paso
camino entre sueños, pues no he despertado
un café una pasta un paseo en el patio.
Ya camino erguido y acelero el paso
la mañana es triste y el frío helado
busco un rincón donde dejar mi cansancio
miro el libro que llevo en la mano
habla de historias de tiempos pasados
de amores perdidos y países lejanos.
El sol sale despacio
me incorporo buscando uno de sus rayos
notar su calor levanta mi ánimo.
Todavía recuerdo como me encontraron
¡ Loco!, dijeron, ¡loco! y me juzgaron,
¡Está loco por defecto¡, me gritaron,
¡loco por defecto!, y me encerraron.
Abro el libro donde lo he dejado
tu nombre a lápiz… ya casi borrado
me recuerda tus ojos y el sabor de tus labios
el color de tu pelo y el olor de tus manos.
Miro al cielo…esperando
que se torne rojo y me lleve a tu lado
de devuelva a tu pecho para seguir soñando.
Sigo leyendo uno a uno cada párrafo
pero debo irme cuando estoy acabando
siempre con la misma frase cuando el sol se ha ocultado
y coloríncolorado…