Cada 22 de julio, se celebra el Día Internacional del Trabajo Doméstico, celebración establecida en 1983 en el Segundo Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe con el objetivo de reconocer el trabajo no remunerado que realizan principalmente las mujeres en sus hogares.
A pesar de su importancia y trascendencia, el trabajo doméstico no es lo suficientemente valorado y está escasamente reglamentado, siendo una de las ocupaciones con mayores déficit de trabajo decente.
Según el Convenio núm. 189 de la Organización Internacional del Trabajo, un trabajador doméstico es "toda persona, de género femenino o masculino, que realiza un trabajo doméstico en el marco de una relación de trabajo". El trabajo doméstico es "trabajo realizado en un hogar u hogares o para los mismos".
Sus labores pueden incluir tareas como limpiar la casa, cocinar, lavar y planchar la ropa, cuidar de los niños, de los ancianos o de los miembros enfermos...