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Y la tomó tiernamente de la cabeza la miró a los ojos y dijo..
- Te adoro
Para ella no eran solo dos palabras. Eran dos palabras que envolvían algo tan grande como un “Te amo”, algo grande, algo intenso, algo de verdad. Lo miró a los ojos y luego de ese segundo donde miles de ideas rondaron su mente… no supo que decir. No había algo que decir. El miedo lo trasnformaba en nada, había un nada.

“Sola, porque el amor figuraba en la lista de sentimientos que una nunca controlaba. Y necesitaba controlar. Ya había amado y había sido amada, conocía el sabor de los sueños y sabía qué se sentía al no tener los pies sobre la tierra. También había aprendido lo que era aterrizar dándose un doloroso trompazo. Tener que hacerse cargo del hijo de su hermana, había ahuyentado a su amado y desde entonces nadie lo había reemplazado. Elizabeth resolvió no volver a perder el control de sus sentimientos nunca más.” Si pudieras verme ahora – Cecelia Ahern