Revista Literatura

251.- “En política sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela.”

Publicado el 06 mayo 2010 por Ignacionovo
Autor: Antonio Machado. Si preguntáramos al respecto de la política y de los políticos en cualquier parte del mundo, nos encontraríamos - excepciones honorables aparte- con una amalgama de desencanto, frustración, hastío, enojo, cuando no una encendida indignación o un rendido conformismo.
Sin embargo, nadie duda de que la política sea no ya necesaria, sino imprescindible. Guiar con criterio y firmeza los destinos de un país, procurando el bien de sus ciudadanos, comportándose con honestidad y transparencia en la gestión de los dineros públicos, gobernando con ecuanimidad para tus partidarios y los que no lo son ni lo serán, alentando medidas que garanticen el bienestar general o promoviendo iniciativas que impulsen la economía, la educación, la cultura, el desarrollo… es un arte, aunque por lo que comprobamos casi a diario en distintas latitudes, un arte imposible.
Yo, de entrada y por sistema, me niego a pensar que las cosas no tienen arreglo. Lo tienen casi siempre cuando te pones a buscar verdaderas soluciones y no te empantanas dedicándote a otros menesteres –lo que ocurre muchas veces en política- que no tienen que ver exactamente con los problemas en sí.
Y ya sé que la política es considerada por muchos como un sutil ejercicio de engaño colectivo, pero yo prefiero que un político me diga, por ejemplo, que las cosas están mal y que va a requerir de mí un esfuerzo suplementario. Quiero que me pinte las cosas tal y como son y no que pensando en mí voto, me escamotee información. Que no me trate como a un memo incapaz de informarme por mi cuenta y tener acceso a la realidad de las situaciones y descartar con ello la otra verdad que se me intenta vender. Que me confiese que se ha equivocado, porque eso puedo entenderlo. Que me diga que lo está intentando y que me explique cómo, porque así le apoyaré. Que me transmita confianza, porque en este mundo en el que casi todo es volátil e intangible, la confianza es un viento que impulsa o que frena.
En este tiempo de turbulencias económicas y de crisis global. De pesadumbre generalizada y de tragedias familiares por la falta de trabajo –terrible- y por la falta de expectativas –letal-, los políticos deberían estar a la altura y ejercer el papel de líderes que requieren las coyunturas excepcionales. Es necesario volver a creer, y creeríamos sin duda, si tuviéramos la inspiración necesaria.
Reflexión final: Y no perdamos nunca el interés. “El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan.” (Arnold J. Toynbee)

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