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La capacidad de cocinar y procesar alimentos permitió al primer antepasado de los humanos modernos hacer grandes saltos evolutivos que lo diferenciaron de los primates
El Homo erectus fue el primer cocinero.
Preparar la comida con utensilios y fuego significaba consumir más calorías y, por lo tanto, tener que pasar menos tiempo buscando alimentos y comiendo. El tamaño de los molares se redujo y la masa corporal aumentó, dice el estudio realizado por investigadores de la Universidad de Harvard.
En cambio, los animales con mayores cuerpos tenían molares más grandes y pasaban más tiempo comiendo. "El tiempo de la alimentación humana y el tamaño de los molares son verdaderamente excepcionales en comparación con otros primates", dice la publicación.
Los utensilios y los comportamientos necesarios para desarrollar una cultura de la cocina "relacionados con la alimentación y ahora necesarios para la supervivencia a largo plazo de los humanos moderno, evolucionaron en tiempos del Homo erectus", indica el estudio.
La capacidad de cocinar y procesar alimentos permitió tanto al Homo Erectus, como al Hombre de Neanderthal y al Homo Sapiens hacer grandes saltos evolutivos que los diferenciaron de los chimpancés y otros primates, dijeron los investigadores a cargo del estudio.
"El Homo Erectus y el Homo Neanderthalensis dedicaban a comer un 6,1% y un 7%, respectivamente, de su día de actividad", indica el estudio de Harvard y agrega que los humanos modernos dedican un 4,7% de sus días a alimentarse.