Redacción
BBC Mundo
En su paso devastador por la costa este de Estados Unidos, el huracán Irene dejó al menos 25 muertos, además de cerca de 4 millones de hogares sin electricidad y extensas inundaciones.
El huracán Irene trajo lluvias a regiones anormalmente secas en Carolina del Norte y otros estados.
Pero desde el estricto punto de vista de los ecosistemas afectados, fenómenos como Irene pueden llegar a tener en algunos casos efectos beneficiosos, según los expertos.
"Puede parecer muy difícil encontrar algo positivo tras el paso de una tormenta como la que hemos vivido, con un impacto tan tremendo en un área tan extensa", dijo a BBC Mundo Timothy Schott, meteorólogo del Servicio Nacional del Tiempo de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (National Oceanic and Atmospheric Administration, NOAA) en Silver Spring, Maryland.
Pero en algunas áreas donde no causan inundaciones, los ciclones tropicales -de los cuales los huracanes son un tipo- pueden tener un impacto beneficioso, según Schott.
"Por ejemplo, partes de Carolina del Norte, el norte de Virginia y el oeste de Maryland eran regiones clasificadas como anormalmente secas, según nuestra escala de sequías para zonas agrícolas. La lluvia que cayó en esos sitios fue beneficiosa", explicó Schott a BBC Mundo.
"Lo mismo podría decirse de partes de Carolina del Norte que padecían lo que llamamos una sequía hidrológica, es decir, una falta de precipitaciones durante varios meses".
Bosques
Otro potencial impacto positivo, según Schott, se da en el caso de regiones con alta densidad de bosque, en el que el paso de un huracán puede tener un efecto similar al de los incendios que ayudan a la regeneración de la cobertura vegetal.
En áreas forestales, los fuertes vientos harán que los árboles enfermos o débiles caigan, lo que contribuye al proceso de renovación del bosque.
"Esto se da en áreas con un alto nivel de densidad forestal, no en áreas habitadas, especialmente porque hacía mucho tiempo que un ciclón tropical no impactaba en el noreste del país", señaló Schott.
Sedimentos
En otros casos en el pasado, la llegada de huracanes contribuyó a preservar el carácter de un ecosistema, según Peter Ortner, director del Instituto Cooperativo de Estudios Marinos de la Escuela Rosenstiel de Ciencias Marinas y Atmosféricas de la Universidad de Miami.
En conversaciones con BBC Mundo, Ortner se refirió al caso específico de la bahía de la Florida, en el sur del estado del mismo nombre.
"Es un área con una profundidad promedio de solamente un metro. Y uno de los problemas que se dio allí con el paso del tiempo fue la acumulación de materia orgánica y sedimentos, debido a la restricción en la circulación del agua".
Las restricciones se deben, según Ortner, por un lado al manejo de recursos hídricos y por otro a obras de construcción. "Hubo una línea ferroviaria desde Miami a Cayo Hueso construida en terrenos artificiales. Ahora ya no existe, pero sí hay un camino y la circulación desde el océano hacia la bahía está limitada".
"Al mismo tiempo, en los últimos 30 ó 40 años en que estas restricciones han existido, la incidencia de huracanes fue menor, por lo que la llegada del huracán Georges (en 1998) tuvo el efecto de expulsar la materia orgánica y los sedimentos acumulados", explicó Ortner.
"Esta zona es importante para la pesca y podría decirse que desde el punto de vista de la eliminación de sedimentos, los huracanes pueden ayudar a mantener las características del ecosistema".
Para Schott, los potenciales beneficios de los ciclones tropicales cuando se trata de sedimentos deben ser considerados caso a caso.
"Pueden traer agua dulce a un estuario, pero a veces también pueden hacer que grandes cantidades de sedimentos fluyan desde la cabecera de la cuenca. El impacto es muy específico de cada estuario".