Revista Diario

29. Sirvase pasar a la siguiente caja...

Publicado el 18 agosto 2012 por 160

29. Sirvase pasar a la siguiente caja...

La foto que inspiró mi post... "No me detengo, sigo"

Esta noche estoy sentado en un patio de comidas. Estoy rodeado de cuatro hermosas sillas blancas pero muy vacías. Sí, me encuentro solo y escribo este post solo, mientras te espero...
Flashback
Gabriel había regresado a mi vida. Su retorno me tomó por sorpresa pues la última vez que nos vimos, pensé que allí terminaría mi breve historia con él. Fue una separación desagradable, tal vez la más incómoda que haya tenido, pero muy necesaria en ese momento. 
En un inicio, como sucede casi siempre, todo iba muy bien entre nosotros, él me gustaba y yo le gustaba a él, compartíamos cosas en común, disfrutábamos de salir a pasear, a comer, nos divertíamos y teníamos motivos para estar siempre sonriendo. Me gustaba hasta esa forma de ser acelerada tan típica en él, pues su trabajo como ejecutivo en una minera, lo tenía siempre atento a todo, tenso pero con una enorme sonrisa. Solía decirme que, si bien su empleo le procuraba una buena estabilidad económica, prácticamente lo tenía esclavizado.
Confieso que me sentía muy atraído por su mundo, y su forma optimista de manejar los problemas. A pesar de que tenía mucho que hacer, su energía parecía nunca acabarse y siempre estaba feliz. No hacía más que admirarme. Llegó a mí en un momento en el cual TI ya se había ido, y de alguna forma, Gabriel me contagió su energía…
 Aquella noche

29. Sirvase pasar a la siguiente caja...

Una visión similar al terror...

Decidimos salir a cenar a un restaurante que nos gustaba mucho. Él me decía que tenían las mejores pastas de todo Lima, y yo estaba encantado de conocerlo. En el camino nos pusimos a conversar de cualquier tontera, mientras él conducía despreocupado por la costa verde. De pronto apareció un carro que trató de pasarlo y él se puso como un niño tratando de impedirlo. ¡Con que carreritas ¿no?!- le gritó al otro tipo, sacando la cabeza del auto, mientras aumentaba la velocidad de una manera exagerada. Prácticamente había perdido el control del auto pero él seguía riéndose como si se tratase de un juego. Lo disfrutaba. Le pedí que se detenga pero él estaba descontrolado y cada carro que pasaba era estar un pasito más hacia la muerte. Por suerte, tras el minuto de angustia más largo de mi vida, Gabriel detuvo el carro en seco y se estacionó abruptamente a un lado de la pista. Seguía riéndose, le parecía divertido. Lo mandé a la mierda de la colera. Me pidió que lo perdone por haberme asustado tanto, aunque ya era demasiado tarde, yo ya estaba aterrado.
Días después descubrí que todo había sido producto de un, cada vez más excesivo, consumo de cocaína, la cual poco a poco le hacía perder el control de sus actos. Se estaba haciendo daño a sí mismo aunque él, cómo todo adicto, creía que aún podía ‘manejar’ la situación. Tras aquel incidente, intenté olvidarlo todo y seguí saliendo con él, pero bastó que me diga "sube al auto", y que me venga a la mente ese evento traumático, para darme cuenta que ahora era inevitable sentirme inseguro a su lado. Le dije que me alejaría de él y reaccionó de la peor manera. No recuerdo cuantas veces mencionó ajos, cebollas y mandó saludos a mi madre, pero definitivamente, una vez más, no era él.
Hoy


Lo primero que me dijo Gabriel cuando volvió a buscarme, era que en verdad había cambiado y que las drogas ya no lo controlaban (no que ya no las consume), ante tanta insistencia, acepté visitarlo en su departamento, al salir de la oficina.
Valgan verdades, yo no llegué a conocerlo del todo. Era muy poco el tiempo que pasé a su lado. Recién comenzaba a ilusionarme, pero eso se murió en el momento en el que me di cuenta de que él no valoraba su propia vida y por ende, tampoco podría valorar la mía. Podría ser su amigo, podría aconsejarlo, apoyarlo, acompañarlo tal vez, pero más que eso, no podría hacer. Y para qué voy a mentirles, aún sigo pensando en TI, eso lo tenía claro.
Él problema estaba en que desde el Martes en que acordamos la cita, hasta el día de hoy, Viernes, Gabriel no había dejado de llamarme y escribirme mensajes en los que de alguna manera me expresaba su deseo de pasar más tiempo a mi lado. De retomar lo pendiente. Me decía de mil formas que me había extrañado y quería saber de mí. Sentí que debía hacer algo al respecto, coincidentemente, justo ayer escribí un post sobre la parábola del Perrito Chusco, y un amigo blogger me comentó “…le creaste la ilusión a un perro de que lo querías y el pobrecito lo creyó, existe gente así”- Cierto…
Debía ser sincero con él, no quería que nos volvieramos a ver y que piense que todo seguía igual y que podríamos volver a intentarlo sin ningún problema. Yo ya había decidido continuar, él seguía en el mismo lugar donde lo dejé. Decidí por ello llamarlo, faltando una hora para la cita pactada. “Mejor tarde que nunca” – Pensé. Él me respondió muy alegre, me dijo que había pedido delivery y que llegaría en una hora. Le dije que no podría ir a verlo, pero el de inmediato me preguntó dónde estaba, pues fácilmente podríamos encontrarnos en otro lugar. Tuve que interrumpirlo para hablar fuerte y claro:
"Gabriel, estoy en el patio de comidas del Plaza Vea, pero quiero serte totalmente franco. Si tu decides venir aquí conmigo, es porque entiendes que sólo podremos intentar ser amigos. Por mi parte, es lo único que puedo ofrecerte. No quiero que volvamos a vernos y nos hagamos daño. Respetaré la decisión que tomes, pero yo igual estaré por aquí".

29. Sirvase pasar a la siguiente caja...

Ella y Él...

Mis palabras se convirtieron en un silencio sepulcral, solamente interrumpido por una parejita de enamorados que discutían acaloradamente en una mesa cercana a la mía. Él me dijo: “Está bien” y tras colgar la llamada, me puse a esperarlo mientras cenaba solo, rodeado de mucha gente que no tenía idea de lo que estaba ocurriéndome.
Por algún instante pensé que tal vez yo había malinterpretado las cosas, quizá solo estaba siendo amistoso con esos mensajes y también quería que seamos simplemente amigos. Lo esperé pacientemente, la gente iba y venía pero yo seguía allí solo. La discusión de la mesa de al lado terminó con la huída abrupta del chico, quién simplemente se paró y se fue con un sonoro "Estoy harto", dejándo a la muchacha llorando avergonzada pues todos allí nos habíamos dado cuenta de lo que estaba pasando.
En este instante...


Dos horas después, la respuesta de Gabriel fue clara. Él no llegó y yo ya debo retirarme de aquí pues se hace tarde y noto que el chico que limpia las mesas, ya quiere irse a su casa. Sólo espero que Gabriel supere sus problemas y no siga haciéndose más daño. Ojalá pueda volver a verlo algún día. Me voy.
… Actualización. 
Mientras salía del local, el muchacho que había dejado sola a su enamorada, decidió regresar y en este mismo instante están conversando. Él le seca las lágrimas y ella lo abraza fuerte. Bien por ellos...

136 Antes de ti: Gabriel ( Take care of yourself )
Enviado desde mi  BlackBerry de Claro.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revistas