3. ¿Cómo lo sabes?

Publicado el 23 octubre 2012 por Enferme @kikerufian
Me doy cuenta que a través de aquí hay ciertos sentimientos que no se pueden transmitir. Uno de ellos es la espera. Al principio no le das interés, puesto que mandaste aquel currículum por que sí, casi sin pensarlo y sin ninguna idea clara de que pasaría después. Después ese gusanillo se va alimentando de tu paciencia y la va erosionando dejando salir algún que otro nervio.

Tuvimos que esperar a Enero o, mejor dicho, fue en ese mes cuando esa paciencia se agotaba y esa intranquilidad aumentaba. De ahí surgen muchas conversaciones como: "...¿llamamos?", "...¿porqué no dicen nada ni responden...?". Valientes e intranquilos llamamos a la empresa nuevamente y.. ¡menos mal!.

Nos dijeron que no nos contestaban porque iban llamando por ciudades donde harían las entrevistas y como en Tenerife sólo éstábamos Nuri y yo, esperarían para viajar y hacernos la entrevista en la isla o nos comunicarían otra forma de hacerlo. Le dije que dónde se estaban haciendo ahora las entrevistas y ella me contestó que en Valencia y Barcelona. Colgué el teléfono.
Después de hablarlo un poco entre nosotros, concluimos que nosotros podríamos ir a esas ciudades y hacer la entrevista allí, ya que nos daba en la nariz que a Tenerife no iban a venir y que a lo mejor se olvidaban de nosotros. Volvimos a llamar y le comunicamos nuestra decisión y a ellos les pareció perfecto, y que nos avisarían por teléfono de en qué días se harían las entrevistas.

Ya está. Aunque no lo creas estás metido casi hasta el fondo. En ese momento no lo ves, tienes una ilusión y en tu subconsciente se fragua un proyecto pero aún no lo sabes. Simplemente estás nervioso.

Yo soy de la opinión, supersticiosa o no, que hay que dar las grandes noticias cuando sean lo más tangibles posible. No me gusta dar un notición preliminar y que luego no suceda. Lo odio.
Ir al trabajo con un nudo en el estómago y una sonrisa imbécil porque sí, fue la rutina de los siguientes días. Un trabajo donde me llevaba genial con todos y a los que solía confiar bastantes cosas de mi vida personal, ahora tenía que esconderles de momento esa noticia. Todos los días aumentaban las quejas en el trabajo debido a los nuevos recortes, empeoramiento de las condiciones de trabajadores (sobre todo los sustitutos), etc.. Yo, solamente me limitaba a decir: "... algún día nos piraremos de aquí".
De la misma forma que no lo sabían mis compañeros y amigos, mi familia tampoco, de hecho ni siquiera lo intuían.

Con todo esto fueron pasando los días y una mañana ves ese número iluminado en tu móvil. Tembloroso lo coges y recibes la noticia de que dentro de 4 días se hará una entrevista en Valencia. Con una alegría contenida, para no levantar muchas sospechas, subo a la planta de arriba del hospital, que es donde trabajaba Nuri y se lo comunico nervioso, contento y gritando en voz baja. Ella se alegra muchísimo también, pero se nos bajan los humos cuando no hay forma de cambiar los turnos para hacer ese viaje. Llamamos de nuevo para decírselo a la empresa y ésta dijo que hay varios días, pero ninguno nos cuadraba en condiciones para ir. Nos dijeron que harían más entrevistas y que para la próxima nos volverían a llamar.

Después de esa llamada hasta la siguiente noticia fueron unos días eternos.

¿Cómo sabes que realmente lo quieres?, pues muy sencillo. Después de aquella llamada nos quedamos bastante decepcionados y algo tristones, y es ahí donde está la respuesta. Si tú realmente quieres algo, y no ocurre, te decepcionas y piensas maneras para permitir que pase, al contrario no lo harías. Así que ahí descubrimos lo que realmente queríamos hacer... trabajar en Noruega y juntos. Sólo el miedo nos lo podría impedir... como casi siempre pasa.

Esa decepción aumentaba cuando a veces llamábamos y no nos contestaban, y otras en las que no sabían cuando harían más entrevistas. Siempre pensábamos como sería todo el proyecto, cuando, cómo nos organizaríamos, etc... los humanos somos expertos en pensar y planificar antes siquiera de tener algo concreto.

A la semana siguiente, después de llamadas vacías y casi pensando en que al final no saldría adelante... ¡nos llamaron!. Una entrevista en Barcelona, la última que haría la empresa antes de empezar de nuevo otra ronda en Junio. Volví a subir a la planta de arriba como la vez anterior y ésta vez sí; los turnos cuadraban y podíamos cambiarlos, dijimos que sí a la empresa (que iríamos ese sábado), miramos los vuelos Tenerife-Barcelona, los compramos y... ¡a volar!.