La Rana Ranato
Los domingos como hoy, nunca fueron aburridos para mi. Tenía mi rutina muy bien establecida. Compraba películas durante la semana o temporadas completas de series de TV y hacía maratones interminables en las que sólo me distraía para almorzar, tomar lonche y cenar (ah, y para ir al baño, obvio). Nada más. Esa era mi vida, ese era mi pasatiempo, sentía que nada fuera de mis cuatro paredes, valía realmente la pena. Y es que alguna vez la pasé realmente mal por tratar de dejar esas cuatro paredes, terminé con el corazón hecho pudin y tuve que regresar con el rabo entre las piernas a mi espacio seguro. Pasé los últimos 3 años así.De pronto, caí enfermo. Fue todo tan rápido. Me desmayé en la oficina, provocando un gran susto en mis compañeros y me internaron en la clínica. Me detectaron síndrome de Menier, una enfermedad crónica que hace que pierdas el equilibrio cada cierto tiempo. No es grave (uff), pero me acomapañará de por vida (fuck!). En ese contexto conocí a un Doctor, a quien tenía en mi facebook gracias a una amiga que me sugirió conversar con él. Su nombre era Renato. No sé porqué pero decidí agregarlo a mis listas y de pronto comencé a tratarlo. Desde que supo que estaba enfermo averiguó todo sobre mi problema, me llamaba a cada rato para saber cómo estaba, llamaba a mi médico neurólogo para conocer mas sobre mi diagnóstico y me brindó su apoyo incondicional.
Comenzó con una enfermedad...
Con tantas atenciones de su parte, no fue difícil sentirme atraído por él, mucho más cuando me di cuenta que yo también le gustaba. El tiempo pasaba demasiado rápido para ambos, a pesar que recién nos conocíamos, parecíamos amigos de toda la vida. Nuestras salidas eran frecuentes, sólo interrumpidas por los días enteros de guardia que a veces hacía en la clínica. Salíamos a comer, a caminar hasta tarde por la costa verde, al cine, a los juegos mecánicos (O_o), en fin, hice cosas que pensé que no me gustaban y al hacerlas me sentí genial.Como ya deben estar acostumbrados en mis historias, no todo es perfecto, y él no era la excepción. Resulta que para mi mala suerte, él aún no había terminado una historia anterior a la mía. Hacía poquísimo tiempo que había terminado con su ex. Sufrió mucho pues fueron dos años de emociones intensas, recuerdos, buenos y malos, pero recuerdos al fin y al cabo. De pronto comencé a sentir que me estaba convirtiendo en ese clavo que saca al otro clavo, el "paño de lágrimas", ese. Comencé a sentir que él seguía controlando sus deseos de estar conmigo por miedo a "cagarla" como él mismo me decía, tenía mucho miedo de amar otra vez. Lo sentí.
Solo una parte de él...
Yo estaba listo para algo nuevo, para conocerlo, para darle parte de mi. Pero él aún estaba herido y necesitaba tiempo para mejorar. El era el doctor, y me pidió que lo ayude a curarse, y fue allí cuando tomé mi decisión, porque desde siempre supe que no estudié medicina porque no soy bueno curando heridas, suelo por el contrario provocar infecciones. La decisión estaba tomada. Me dolía mucho alejarlo de mi, pero sabía muy en el fondo que era necesario que se tome su tiempo para estar solo y supere sus propios monstruos. Yo iba a ser sólo una curita mal pegada y bajo esas condiciones mi corazón corría el riesgo de irse literalmente a la morgue.Estuve deprimido por unos días, pero una vez más saqué lo positivo de la situación. Pensé: si por una persona que apenas conocía pude atreverme a hacer cosas nuevas que terminaron gustándome. Entonces ¿por qué no podría hacer esas cosas por mi mismo? Siempre he dicho "no me interesa, no me gusta, no quiero, no puedo" No, No, No... Porque pensé que así me protegía. Pero gracias a Renato, comprendí que hay un mundo de experiencias por descubrir y conocer y que decirles "No", es privarme de vivir.
Y en honor a la verdad, es también por Renato que surgió este blog. El conocerlo me recordó que tenía promesas pendientes en mi máquina del tiempo, y que debo vivir al máximo y cumplirlas todas antes de reencontrarme con mi pasado.
Quisiera dedicarle a él un puesto especial en mis 160, pero pienso que no es aún el momento. Más adelante habrá oportunidad de dedicárselo.
En el vídeo pueden ver la Rana que le compré un día antes de alejarme de él. Nunca tuve oportunidad de entregársela, aunque el sabe que la tengo conmigo. Bueno, ahora ustedes lo saben también.
Gracias Renato.
M.
Enviado desde mi BlackBerry de Claro.