Deambulamos por la vida, los ojos bajos. Por no tropezarnos. Por no caer. Ayer recorrí, una vez más, los 300 pasos escasos que separan la salida del Metro a mi despacho. Son unos pocos metros que trasunto en este breve artículo. De lunes a viernes, de la Puerta del Sol al número 32 de la Calle Mayor de Madrid. Los mismos escaparates, un mismo adoquinado. Pero ayer alcé la mirada, detuve mis pasos a cada instante y tomé fotografías con la cámara de mi móvil. Y sucedió algo extraordinario. Ayer viajé por una ciudad nueva, con algunos detalles asombrosos. Con su permiso, se la enseñaré.
A los pies del edificio puede pasar desapercibida una placa. Es el verdadero centro de España: marca el kilómetro 0, punto de origen de todas las carreteras nacionales. Si se encuentra usted en cualquier lugar del país, y un mojón indica 832 kilómetros, sepa que el centro de esta pequeña placa de piedra es el lugar exacto desde el cual se comienza a contar
En las paredes de la Casa de Correos, hoy sede de la Presidencia de la Comunidad Autónoma de Madrid, se señala el lugar en el que comenzaron las hostilidades entre el pueblo de Madrid y el ejército francés de Napoleón el 2 de mayo de 1808. Desde la cercana calle Arenal y la plaza de Oriente llegaron rumores del palacio Real: los soldados franceses se llevaban al infante Francisco de Paula. Al grito de "que nos lo llevan" el pueblo de Madrid, armado con navajas y tijeras, mujeres y hombres, luchó contra el ejército napoleónico, el mejor del mundo. Fue una masacre terrible, que supo plasmar Goya.
Dragmas de Alejandro Magno, y denarios romanos de plata. La calle Mayor está llena de comercios únicos: filatelia, numismática, enseres religiosos... Esta calle acoge pedazos de historia: monedas antiguas, armas, condecoraciones militares, relojes antiguos. Todo un universo de milenios agrupado en comercios añejos, embebidos del sabor de lo artesanal. ¿No me creen? Les propongo algunos ejemplos: